Frases de Nikos Kazantzakis

Para tener éxito, primero debemos creer que podemos.

Ya que no podemos cambiar la realidad, cambiemos los ojos con que vemos la realidad.

No se trata de un triunfo definitivo, sino de una lucha sin fin.

No espero nada. No temo nada. Soy libre.

El día es para el trabajo -dijo-. El día es varón. La noche para la diversión. La noche es hembra. ¡No hay que mezclar una cosa con la otra!

Durante nuestra vida, nosotros dos no hemos perseguido sino una sola cosa; una visión cruel, sanguinaria, indestructible: la substancia... Yo no he hablado nunca de los detalles de la vida cotidiana; son caracolas vacías.

No debemos amar a los hombres, sino a la llama que no es humana y que los hace arder. No debemos luchar por la humanidad, sino por la llama que transforma en fuego a esta paja húmeda, inquieta, ridícula, a la que llamamos Humanidad.

Las personas necesitan un poco de locura, de otro modo nunca se atreven a cortar la soga y liberarse.

El tiempo no es un campo que se mida por codos; no es un mar que se mida por millas; es el latido de un corazón.

El verdadero significado de la iluminación es mirar con ojos inmaculados en la oscuridad.

Venimos de un abismo oscuro, terminamos en un abismo oscuro, y llamamos vida al intervalo luminoso.

Soy el hombre más sencillo que existe, pero cuando siento un grito en mí, no acepto transformarlo en una vocecilla para complacer a los mudos y a los tartamudos. Pues yo no deseo agradar a nadie, ni tener discípulo ni ser discípulo. He venido a este mundo por algunos instantes y quiero lanzar un grito y partir. Nada más.

Sé siempre inquieto, insatisfecho, inconforme. Cada vez que un hábito se vuelva conveniente, ¡déjalo de lado! El mayor pecado de todos es la satisfacción.

Muere todos los días. Renacer de nuevo todos los días.

Lo único que sé es esto: estoy lleno de heridas y todavía estoy de pie.

Una persona necesita un poco de locura, o de lo contrario nunca se atreverán a cortar la cuerda y ser libres.

Si una mujer duerme sola, avergüenza a todos los hombres. Dios tiene un corazón muy grande, pero hay un pecado que no perdonará. Si una mujer llama a un hombre a su cama y él no va.

No espero nada, no temo nada, soy libre.

Los paisajes afectan la psique humana, el alma, el cuerpo, y sus contemplaciones más profundas, como la música.