El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas, sino con el corazón.
El recorrido hasta la cima de la montaña es siempre mayor de lo que piensas. No te engañes: llegará el momento en que lo que parecía cerca esté aún muy lejos.
Suceden grandes cosas cuando las montañas y el hombre se juntan.
Cuando todo se sienta como una difícil subida, solo piensa en la vista desde arriba.
Las montañas son libertad. Respétalas.
Todos quieren vivir en la cima de la montaña, pero la felicidad y el crecimiento suceden mientras se sube.
Es imposible saber hacia dónde soplará el viento mañana, en cuál de sus torbellinos te encontrarás.
No estás en las montañas. Las montañas están en ti.
Las montañas son catedrales en las que practico mi religión.
El camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario.
Sobre cada montaña, hay un sendero, aunque no se puede ver desde el valle.