Frases de Moliere

Fue un dramaturgo, actor y poeta francés, ampliamente considerado como uno de los mejores escritores de la lengua francesa y la literatura universal.

La timidez es la desconfianza del amor propio, que deseando agradar teme no conseguirlo.
La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura.
Debe ser hermoso, no se entiende nada.
Hay que comer para vivir, y no vivir para comer.
Los árboles que tardan en crecer llevan la mejor fruta.
El envidioso puede morir, pero la envidia nunca.
La hipocresía es el colmo de todas las maldades.
La mente tiene una gran influencia sobre el cuerpo, y las enfermedades a menudo tienen su origen allí.
Una persona es fácilmente engañada por la persona a la que ama.
La música y el baile son dos artes que están íntimamente ligados.
Salen errados nuestros cálculos siempre que entran en ellos el temor o la esperanza.
Somos fácilmente engañados por aquellos a quienes amamos.
El amor es a menudo el fruto del matrimonio.
Una mirada, un suspiro, el silencio, son suficientes para explicar el amor.
Cuanto mayor es el obstáculo, más gloria hay en superarlo.
Uno debería examinarse a sí mismo un largo tiempo antes de pensar en condenar a otros.
Los médicos no son para eso; su misión es recetar y cobrar; el curarse o no es cuenta del enfermo.
Se debe comer para vivir, no vivir para comer.
Yo os garantizo que un necio sabio es mucho más tonto que un necio ignorante.
Así va el mundo. Muchos adquieren opinión de doctos, no por lo que efectivamente saben, sino por el concepto que forma de ellos la ignorancia de los demás.
Cuando se quiere dar amor hay un solo riesgo: el de recibirlo.
Nosotros no participamos de la gloria de nuestros antepasados, sino cuando nos esforzamos en parecérnosles.
Es cierto que el Cielo prohíbe ciertos placeres, pero que generalmente se puede negociar un compromiso.
Es cierto Cielo prohíbe ciertos placeres, sino un compromiso por lo general se puede encontrar.
Cuanto mayor es el obstáculo, más gloria en su superación.
Es cosa admirable que todos los grandes hombres tengan siempre alguna ventolera, algún granito de locura mezclado con su ciencia.
El deber de la comedia es corregir los hombres por el divertir.
Jamás se penetra por la fuerza en un corazón.
Cuanto más grande es el obstáculo, más gloria en superarlo.
Uno soporta fácilmente la reprimenda moral, pero nunca la burla.
Es una empresa extraña hacer reír a personas respetables.
A la gente no le importa ser mala, pero nunca quiere ser ridícula.
Las cosas sólo tienen el valor que les damos.
La virtud es el primer título de nobleza.
Las personas de calidad lo saben todo sin haber aprendido nada.
Hay que instruir a la juventud riendo, reprender sus defectos con dulzura y no atemorizarla con el nombre de la virtud.
Cuando una mujer demuestra mucho ardor por un hombre, lo hace, con frecuencia, para ocultar otra llama que tiene en el corazón.
Las apariencias engañan la mayoría de las veces; no siempre hay que juzgar por lo que se ve.
Aquellos cuya conducta se presta más al escarnio, son siempre los primeros en hablar de los demás.
Se puede ser un buen hombre y hacer malos versos.