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Frases de Miguel Delibes

Frases de Miguel Delibes

Fue un novelista español y miembro de la Real Academia Española.

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  • El momento es crucial para que el hombre nos dé la medida de su sensibilidad.



  • Pero también su sensibilidad, que tan hábilmente disfrazaba de audacia.



  • La medicina ha prolongado nuestra vida, pero no nos ha falicitado una buena razón para seguir viviendo.



  • Cuando una persona entra en uno, se hace indispensable y no es fácil olvidarla.



  • Algo se marchitó en él: quizás la fe en la perennidad de la infancia.



  • Advirtió que los niños tienen ineluctablemente la culpa de aquellas cosas de las que no tiene la culpa nadie.



  • Era todo cariño, tan lejos del rencor, que a veces no recordaba por qué se había atado el hilo en el dedo.



  • Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.



  • La cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades.



  • Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo.



  • El pelo rojo podía ser, en efecto, un motivo de longevidad o, por lo menos, una especie de amuleto protector.



  • Cumplir lo que estimamos nuestro deber ya encierra en sí mismo una recompensa.



  • El ahorro, cuando se hace a costa de una necesidad insatisfecha, ocasiona en los hombres acritud y encono.



  • ¿No te parece significativo, por ejemplo, que el concepto de lo justo coincidiera siempre sospechosamente con nuestros intereses?



  • Estamos tan bien instalados en la abundancia que no es fácil convencer al vecino de que se sacrifique seriamente para impedir el calentamiento del planeta y hacerlo invisible para millones de personas.



  • Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida.



  • El artista no sabe quién le empuja, cuál es su referencia, por qué escribe o por qué pinta.



  • Cada individuo del pueblo preferiría morirse antes que mover un dedo en beneficio de los demás.



  • Hay otras cosas en la vida, instituciones, enfermos, niños con hambre, colegios de caridad. Buscar a toda costa un ser de nuestra propia sangre para volcar en él nuestra afectividad es una conductaegoísta.



  • De joven soñó con la jubilación y ahora, de jubilado, soñaba con la juventud.



  • La jubilación es la antesala de la muerte.