Frases Mario Benedetti
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Mi estrategia es que un dÃa cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites.
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Aprovechemos el otoño antes de que el invierno nos escombre. Entremos a codazos en la franja del sol y admiremos a los pájaros que emigran.
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No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frÃo queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma, Aún hay vida en tus sueños.
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Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso sÃ, tomados de la mano, mejor dicho… del corazón.
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De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra.
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No te rindas, la vida es continuar el viaje, perseguir sueños, correr los escombros y destapar el cielo.
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Pero, en definitiva, ¿qué es Lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral.
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Un escritor puede hacer mucho para cambiar la situación, pero que yo sepa, ninguna dictadura ha caÃdo debido a un soneto.
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Creo que lo único positivo que vino de la dictadura uruguaya fue la propagación de los nativos de Montevideo en todo el mundo, y seguà escribiendo sobre ellos desde mis diversos lugares de exilio.
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La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca.
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Cuando vi tu sonrisa lo supe. Esa era la sonrisa que querÃa ver siempre al despertar durante el resto de mi vida.
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Hay que empezar a apoderarse de las calles. De las esquinas. Del cielo. De los cafés. Del sol, y lo que es más importante, de la sombra.
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Hay que lograr que se despierte en los demás la vergüenza de sà mismos, que se sustituya en ellos la autodefensa por el autoasco. El dÃa en que el uruguayo sienta asco de su propia pasividad, ese dÃa se convertirá en algo útil.
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Si a uno le llega la hora, da lo mismo un Boeing que la puntual maceta que se derrumba sobre uno desde un séptimo piso.
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Cómo la necesito. Dios habÃa sido mi más importante carencia. Pero a ella la necesito más que a Dios.
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Vivir es transitar la oscuridad con ojos que se cierran o se abren lo oscuro por las dudas nos abraza y se convierte en nuestro nuevo hogar.
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Quisiera penetrar poquito a poco en el muro de las incertidumbres despejar cada enigma de su enigma cada sospecha de sus amenazas.
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Es seguro que muchos de esos presuntos desgraciados son en realidad felices, pero no se dan cuenta, no lo admiten, porque ellos creen que están muy lejos del máximo bienestar.
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Cada ser humano es una isla, donde sólo convive con su conciencia y en ocasiones con un lago quieto que le informa sobre qué rasgos asume su rostro de náufrago.
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Una cosa es evidente: si, por un lado, las actitudes extremistas provocan entusiasmo, arrastran a los otros, son Ãndices de vigor, por otro, las actitudes equilibradas son por lo general incómodas, a veces desagradables y casi nunca parecen heroicas. Por lo general, se precisa bastante valor (una clase muy especial de valor) para mantenerse en equilibrio, pero no se puede evitar que a los demás les parezca una demostración de cobardÃa. El equilibrio es aburrido, además. Y el aburrimiento es, hoy en dÃa, una gran desventaja.