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Frases Mario Benedetti

Frases Mario Benedetti

Fue un escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo integrante de la generación del 45, a la que pertenecieron, entre otros, Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti.

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  • Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites.



  • Aprovechemos el otoño antes de que el invierno nos escombre. Entremos a codazos en la franja del sol y admiremos a los pájaros que emigran.



  • Solo imagina lo precioso que sería arriesgarse y que todo salga bien.



  • No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma, Aún hay vida en tus sueños.



  • Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso sí, tomados de la mano, mejor dicho… del corazón.



  • De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra.



  • Pasan misiles ahítos de barbarie globalizados



  • Cómo disfrutan en un bando y en otro los asesinos



  • El mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no le sale del corazón.



  • No te rindas, la vida es continuar el viaje, perseguir sueños, correr los escombros y destapar el cielo.



  • A mí no me digas que me extrañas, a mí dime a qué hora nos vemos.



  • Cuando uno soporta sufrimientos propios no tiene necesidad de adjudicarse dolores ajenos.



  • Hoy fue un día feliz. Solo rutina.



  • Pero, en definitiva, ¿qué es Lo Nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral.



  • Sólo la complicidad puede salvarlos.



  • Un escritor puede hacer mucho para cambiar la situación, pero que yo sepa, ninguna dictadura ha caído debido a un soneto.



  • Creo que lo único positivo que vino de la dictadura uruguaya fue la propagación de los nativos de Montevideo en todo el mundo, y seguí escribiendo sobre ellos desde mis diversos lugares de exilio.



  • No es la eternidad pero es el instante, que, después de todo, es su único sucedáneo verdadero.



  • Sus labios eran una caricia necesaria, cómo podía haber vivido hasta ahora sin ellos.



  • Es a veces un paraíso perdido, pero otras, es un infierno de mierda.



  • La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca.



  • El miedo a las situaciones violentas es el que mayor inquietud me produce.



  • La perfección es una pulida colección de errores.



  • Cuando vi tu sonrisa lo supe. Esa era la sonrisa que quería ver siempre al despertar durante el resto de mi vida.



  • Hay que empezar a apoderarse de las calles. De las esquinas. Del cielo. De los cafés. Del sol, y lo que es más importante, de la sombra.



  • El azar nos ofrece su doble vía vos con tus soledades yo con las mías.



  • Hay que lograr que se despierte en los demás la vergüenza de sí mismos, que se sustituya en ellos la autodefensa por el autoasco. El día en que el uruguayo sienta asco de su propia pasividad, ese día se convertirá en algo útil.



  • Si a uno le llega la hora, da lo mismo un Boeing que la puntual maceta que se derrumba sobre uno desde un séptimo piso.



  • La verdad es que en el fondo soy un fatalista.



  • Cómo la necesito. Dios había sido mi más importante carencia. Pero a ella la necesito más que a Dios.



  • Vivir es transitar la oscuridad con ojos que se cierran o se abren lo oscuro por las dudas nos abraza y se convierte en nuestro nuevo hogar.



  • Quisiera penetrar poquito a poco en el muro de las incertidumbres despejar cada enigma de su enigma cada sospecha de sus amenazas.



  • Cada suicida sabe dónde le aprieta la incertidumbre.



  • Cuando el infierno son los otros, el paraíso no es uno mismo.



  • Es seguro que muchos de esos presuntos desgraciados son en realidad felices, pero no se dan cuenta, no lo admiten, porque ellos creen que están muy lejos del máximo bienestar.



  • No podemos saber qué nos traerá el futuro; en cambio sí sabemos qué nos trajo el pasado.



  • El famoso Juicio Final lo llevamos aquí, en el pecho.



  • Cada ser humano es una isla, donde sólo convive con su conciencia y en ocasiones con un lago quieto que le informa sobre qué rasgos asume su rostro de náufrago.



  • La generosidad es el único egoísmo legítimo.



  • Una cosa es evidente: si, por un lado, las actitudes extremistas provocan entusiasmo, arrastran a los otros, son índices de vigor, por otro, las actitudes equilibradas son por lo general incómodas, a veces desagradables y casi nunca parecen heroicas. Por lo general, se precisa bastante valor (una clase muy especial de valor) para mantenerse en equilibrio, pero no se puede evitar que a los demás les parezca una demostración de cobardía. El equilibrio es aburrido, además. Y el aburrimiento es, hoy en día, una gran desventaja.