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Frases de Maldad

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  • ¿Quién me concederá que, vengas a mi corazón y le embriagues, para que olvide mis maldades y me abrace contigo, único bien mío?




  • No hay excusa para la maldad; pero el que es malo, si lo sabe, tiene algún mérito; el vicio más irreparable es el de hacer el mal por tontería.


  • Hay quienes usan este tipo de lenguaje como broma o chiste, sin embargo estas palabras nunca deben tomarse a la ligera ya que suelen resultar ofensivas para quien las recibe. En definitiva, las frases de maldad siempre deben evitarse por el daño emocional que causan a otros individuos.



  • Verás cuánta necedad, cuánta villanía y cuánta maldad se ocultan muchas veces bajo la máscara del sentido común.




  • Puede uno sonreir y sonreir... y ser un canalla.




  • Nadie que odie a los niños y a los perros puede ser del todo malo.




  • Entre mala gente, la capa no sueltes.




  • Hombre malo, diablo sin rabo.




  • No es posible hallar en un hombre malvado algo de que sacar un gran hombre.




  • Mejor es dejar de acusar al malvado que absolverle.




  • El que prepara algún daño a otro, se lo prepara a sí mismo.




  • El que es malo una vez, se supone ya malo para siempre.




  • Cuando el diablo predica, el mundo se acaba.




  • Los malos tienen dos maneras de hacer daño: haciendo el mal y haciendo el bien.




  • Piensa el ladrón, que todos son de su condición.




  • ¿De cuántas infamias se compone un éxito?




  • La política es un ejercicio moderado de la maldad, pero a la vez es imprescindible porque sin ella no hay organización social.




  • En el fondo nadie es malo, sino que sólo tiene miedo.




  • Si acaso estamos enfermos de maldad, fuera de camino, tenemos un título más para ser amados por el Señor.




  • La guerra, todo lo malo trae y lo bueno se lleva.




  • Nunca vi menos, que de abriles y obispos buenos.




  • Cualquier tipo de maldad es el trueno; la ingratitud es el rayo. El trueno asusta, pero el rayo mata.




  • La maldad aún con nobleza es digna de desprecio.




  • La maldad contiene los motivos de su propio tormento. Es un maravilloso artesano de una vida miserable.




  • - Es usted un demonio.- Lo confieso.- Entonces ya tengo otro motivo para no verle más. Por la salvación de mi alma.




  • Cuanto mejor es una persona, más difícilmente sospecha de la maldad de los demás.




  • ¿Cómo es que te volviste tan mala desde que eres budista?




  • Doblada es la maldad, que sucede de amistad.




  • Los seres humanos en su conjunto no aguantan mucho tiempo siendo buenos; al final la maldad regresa para volver a envenenarnos.




  • La felicidad de los malvados como un torrente pasa.




  • El culpable no sólo es un hombre malo, sino un mal calculador.




  • La bondad o la maldad de los actos la determina su fruto.




  • No existen hombres malos, tan solo existen hombres equivocados.




  • Que las personas hagan cosas malas no significa que sean malas personas.




  • A veces el mal está en los ojos del que mira y no en lo que ve.




  • Un Labrador colocó trampas en su terreno recién sembrado y capturó un número de grullas que venían a comerse las semillas. Pero entre ellas se encontraba una cigüeña, la cual se había fracturado una pata en la trampa y que insistentemente le rogaba al labrador le conservara la vida: - Te ruego me liberes, amo – decía, - sólo por esta vez. Mi quebradura exaltará tu piedad, y además, yo no soy grulla, soy una cigüeña, un ave de excelente carácter, y soy muy buena hija. Mira también mis plumas, que no son como las de esas grullas. El labrador riéndose dijo: - Será todo como lo dices, pero yo sólo sé esto:Te capturé junto con estas ladronas, las grullas, y por lo tanto te corresponde morir junto con ellas. Quien se asocia con el malvado, con él perece.




  • En este mundo hay gente mala, y hay personas malas que nunca dejan de serlo. Y a veces no queda más remedio que enfrentarse a ellas.




  • La mayoría de los hombres son malos.




  • Odio al hombre malo cuando pretende decir algo bueno.




  • El brillo acerado del iris de aquellos ojos crueles volvió a sobresaltarla. Vio un extraño color en ellos, quizás el color de la maldad.




  • ¿Acaso has tenido que vértelas alguna vez con un verdadero malvado? –He leído sobre ellos. Dedo Polvoriento soltó una carcajada. –Caramba, es cierto, es casi lo mismo –reconoció.