Frases de Madurez

Poder decir adiós es crecer.

A su tiempo, maduran las uvas.

Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos

- ¿dónde estabas? - Por ahí preocupandome de cosas que sobrepasan mi nivel de madurez..

Lo que es tolerable en la juventud, es imperdonable en la edad madura.

El paso del tiempo deja huellas ineludibles. La fantástica, invencible sensación de la juventud se evapora y llega la carga de la responsabilidad.

La gente dice que cuando nos hacemos mayores pataleamos contra todo lo que nos han dicho, nos revelamos contra el mundo por el que tanto han trabajado nuestros padres. Esa parte del hacerse mayor intenta romper los lazos que nos atan, pero yo no creo que pataleemos por eso. Creo que pataleamos cuando descubrimos que nuestros padres no saben mucho más del mundo que nosotros, no tienen todas las respuestas, nos revelamos cuando descubrimos que nos han mentido desde siempre, que Santa Claus no existe.

La edad no se cuenta en intervalos de tiempo, se madura a golpe de despedida, en el recuento sellado del insondable paso del tiempo.

Las mujeres de nuestra edad, no deberían decira: nuestra edad.

Es un milagro que haya llegado vivo a los 40, pero fui viejo demasiado pronto y listo demasiado tarde.

Los niños desgraciados maduran antes que los niños felices.

A los veinte años, la voluntad es reina; a los treinta, lo es el ingenio; a los cuarenta, lo es el juicio.

A veces me digo que hacerse adulta tan solo sirve para reparar las pérdidas y los daños del comienzo. Y mantener las promesas del niño que hemos sido.

No hay un alma de veinte años que no sea republicana; no hay un corazón desengañado que no sea servil.

El hombre madura en el dolor y crece en él.

Ninguna cosa hay tan dura, que el tiempo no la madura.

Te recuerdo diciendo que eso de hacerse mayor sucede cuando empiezas a tener cosas que, al recordarlas, desearías cambiar.

Un joven en años puede ser viejo en horas, si no ha perdido el tiempo.

Pensar bien es fruto de la racionalidad. A los veinte años reina la voluntad, a los treinta el ingenio, a los cuarenta el juicio.

En la vida hay tresmomentos cruciales: la etapa del amor maternal, la escuela y la entrada a la madurez.

Un actor nunca puede madurar ya que su trabajo es un juego

Pasó el delirio de la edad primera, y ya temo el placer, y cauto pido, no la felicidad, sino el reposo.

Un fuego fatuo guía nuestros pasos, y la razón no enciende su antorcha hasta que hemos llegado a la mitad de nuestra vida.

Mira, yo ya soy muy mayorcita, el dia 26 cumplo 32 años. Sé muy bien lo que quiero y lo que no quiero, y sé muy bien lo que me espera aunque no lo quiera (...) Fíjese si sé cosas. Pues si vivo con todo lo que sé, me muero.

He descubierto que el sexo a una edad relativamente madura es tan, tan... tan jodidamente fantástico.

Pasé por diversos caminos, anduve al borde del abismo durante muchos años, resbalé y caí, desistí y volví. Imaginaba que, cuando llegase a los cincuenta y nueve años, estaría cerca del Paraíso y de la tranquilidad absoluta que creía ver en las sonrisas de los monjes budistas. Al contrario, parece que estoy más lejos que nunca. No estoy en paz, de vez en cuando entro en grandes conflictos conmigo mismo, que pueden durar meses. Y los momentos en los que me sumerjo en una realidad mágica duran tan sólo unos segundos. Lo suficiente para saber que este otro mundo existe, y lo bastante para dejarme frustrado por no ser capaz de absorber todo lo que aprendo.

Tuve que ser claro conmigo mismo de que a pesar de que estoy rodeado de muchachos de 19 años y que me siento de 19… ya no tengo 19.

Fraile que fue soldado, sale más acertado.

Después de los treinta años, un cuerpo tiene una mente propia.

Hemos de potenciar el equilibrio, la madurez, el autocontrol y desterrar la tiranía, la manipulación, la insolidaridad, el narcisismo, el desequilibrio y la insatisfacción permanente. Porque debemos saber disfrutar de nuestra vida, de esa búsqueda sana y transparente de la felicidad.

A partir de cierta edad, bien por amor propio o bien por astucia, las cosas que más deseamos hacemos como que no nos importan.

Amar es una oportunidad, un motivo sublime que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo, para volversemundo.

De niños pensábamos que cuando llegáramos a ser mayores ya no seriamos vulnerables. Pero madurar es aceptar nuestra vulnerabilidad. Vivir es ser vulnerable.

Madurar no es ni más ni menos que progresar, superarse, aprender de los errores.

Hay una ley de vida, cruel y exacta, que afirma que uno debe crecer o, en caso contrario, pagar más por seguir siendo el mismo.

Los desengaños de la edad madura suceden a las ilusiones de la juventud; esperemos que la herencia de la vejez no sea la desesperación.

La mayoría de los hombres emplea la primera parte de su vida en hacer desgraciada el resto de ella.

El paso del tiempo modera los excesos que todos los jóvenes tienen, que todos los principiantes tienen.

Un error muy frecuente es pensar que nuestra pareja tiene que satisfacer todas nuestras necesidades; la persona que piensa así termina ahogando cualquier relación, y lo hace porque aún no ha alcanzado la madurez suficiente para saber lo que puede esperar de la pareja, lo que debe encontrar dentro de uno mismo y lo que puede disfrutar de su relación con los demás.

El mes de mayo de la vida florece una vez y no más; ¡para mí ya pasó la floración!