Frases de Joseph Addison
Fue un escritor y político británico.
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El silencio nunca se manifiesta con tanta superioridad como cuando se emplea como réplica a la calumnia y a la difamación.
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Tres grandes elementos esenciales para la felicidad en esta vida son algo que hacer, algo que amar y algo que esperar.
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Si quieres triunfar en la vida, haz de la perseverancia tu amigo del alma, de la experiencia tu sabio consejero, de la advertencia tu hermano mayor y de la esperanza tu genio guardián.
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No hay un ejercicio de la mente más agradable que la gratitud. Se acompaña con una satisfacción interna tal que el deber es recompensado suficientemente por el desempeño.
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Para un hombre de placer cada momento parece estar perdido, que no participa de la vivacidad de la diversión.
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Uno debe tener mucho cuidado de no crecer demasiado sabio para tan gran placer de la vida como la risa.
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Un verdadero crítico debería insistir sobre excelencias más que imperfecciones, para descubrir las bellezas ocultas de un escritor, y comunicar al mundo lo que os valen su observación.
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La admiración es una pasión de vida muy corta, que decae inmediatamente después de cada vez familiarizado con su objeto.
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El hombre está sujeto a innumerables dolores y penas por la condición misma de la humanidad, y sin embargo, como si la naturaleza no había sembrado males suficiente en la vida, estamos continuamente añadiendo dolor a dolor y agravar la calamidad común por nuestro trato cruel de los otros.
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¿Qué es el sol a las flores, las sonrisas son para la humanidad. Estos no son más que tonterías, para estar seguro, pero dispersos a lo largo de camino de la vida, el bien que hacen es inconcebible.
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Para ser justo es un atributo de la naturaleza divina, para ser así hasta el límite de nuestras capacidades, es la gloria del hombre.
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Las estrellas se desvanecen, el sol se oscurecerá con la edad, y el fregadero naturaleza en años, pero has de prosperar en la juventud inmortal, ileso en medio de las guerras de los elementos, los restos de la materia, y la multitud de mundos.
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Cierto es que no hay afecto tan puramente angelical como el de un padre a una hija. En el amor a nuestras esposas hay deseo; a nuestros hijos, ambición; pero a nuestras hijas hay algo para lo que no hay palabras. Rápido.
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El mundo de la moda ha crecido libre y fácilmente; nuestros modales se sienten más sueltos sobre nosotros: Nada es tan elegante como una agradable negligencia. En una palabra, la Buena Crianza se muestra más, donde a un ojo ordinario parece menos.
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Volar daría ocasiones para intrigar como no pueden hacerlo las personas que no tienen más que piernas para llevarlas.
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Hay muchas más cualidades brillantes en la mente del hombre, pero ninguna es tan útil como la discreción.
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La astucia es solo la imitación de la discreción, y puede pasar sobre los hombres débiles de la misma manera que la vivacidad se confunde a menudo con el ingenio y la gravedad con la sabiduría.
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Aunque un hombre tenga todas las demás perfecciones y desee discreción, no tendrá gran importancia en el mundo; pero si tiene este talento en perfección, y una parte común de otros, puede hacer lo que le plazca en su etapa de la vida.
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La mayor parte, sin la discreción que observa un escritor elegante, puede resultar fatal para su dueño; como Polifemo, privado de sus ojos, estaba más expuesto debido a su enorme fuerza y estatura.
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Cada hombre en el tiempo del noviazgo y en la primera entrada del matrimonio pone en un comportamiento como el traje navideño de mi corresponsal.
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Esos matrimonios generalmente abundan más con amor y constancia, que son precedidos por un largo cortejo.
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La astucia es una especie de miopía, que descubre los objetos más diminutos que están cerca, pero no es capaz de discernir las cosas a distancia.
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La astucia sólo tiene objetivos privados egoístas y no se aferra a nada que pueda hacerlos triunfar.
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Si los hombres consideraran no tanto en lo que difieren, como en lo que están de acuerdo, habría mucho menos caridad y sentimiento de enojo en el mundo.
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Los libros son los legados que un gran genio deja a la humanidad, que se entregan de generación en generación como regalos a la posteridad de los que aún no han nacido.
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Nuestras verdaderas bendiciones a menudo nos aparecen en forma de dolores, pérdidas y decepciones; pero tengamos paciencia y pronto los veremos en sus propias figuras.
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El hombre debe considerar siempre lo que tiene antes de lo que quiere; la infelicidad viene cuando la realidad no llega.
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Todo lo que es nuevo o poco común plantea un placer en la imaginación, porque llena el alma con una agradable sorpresa, satisface su curiosidad, y le da una idea de la que no se tenía antes.