Frases de José Saramago
Fue un escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués.
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He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro
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La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
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Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.
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Darán muchas palmas, saldrá mucha gente a la calle, y después se olvidarán de él, asà es la ley de la vida, triunfo y olvido.
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La dignidad no tiene precio. Cuando alguien comienza a dar pequeñas concesiones, al final, la vida pierde su sentido.
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No dudo que un hombre pueda vivir perfectamente solo, pero estoy convencido de que comienza a morir tan pronto como cierra la puerta de su casa detrás de él.
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Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente cambiar.
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Sin la más mÃnima posibilidad de encontrar un trabajo, decidà dedicarme a la literatura: ya era hora de averiguar lo que yo valÃa como escritor.
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Nunca me gustó 'héroes positivos' de la literatura. Casi siempre son clichés, copias de copias, hasta el agotamiento del modelo. Yo prefiero la perplejidad, la duda, la incertidumbre, no sólo porque proporciona una materia prima más 'productivo' literaria, sino porque esa es la forma en que los seres humanos son en realidad.
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El despido fue la mejor suerte de mi vida. Se me hizo parar y reflexionar. Fue el nacimiento de mi vida como escritor.
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No estamos lejos de los movimientos que proclaman que otro mundo es posible, pero a menos que podamos coordinarlos en un movimiento internacional, el capitalismo se rÃe de todas esas pequeñas organizaciones.
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Hay que tener mucho cuidado con lo que se cree saber, porque por detrás se oculta una cadena interminable de incógnitas.
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Por más espesas y negras que estén las nubes sobre nuestras cabezas, el cielo allá arriba estará permanentemente azul.
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Puede ser que mi verdad sea para ti mentira. Puede ser, sÃ, la duda es el privilegio de quien ha vivido mucho, tal vez por eso no consigues convencerme para que acepte como certeza lo que me suena a falsedad.
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Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.
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Comenzando con la adolescencia, mi formación polÃtica se orientó en la dirección ideológica del marxismo. Era natural, ya que mi pensamiento estaba influenciado por una atmósfera de resistencia crÃtica activa. Asà fue durante toda la dictadura y hasta la Revolución de 1974.
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Todas las grandes tristezas, grandes tentaciones y grandes errores son casi siempre el resultado de estar solos en la vida, sin un amigo prudente que nos aconseje cuando estamos preocupados por algo más serio que nuestros problemas cotidianos normales.
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La identidad de una persona no es el nombre que tiene, el lugar donde nació, ni la fecha en que vino al mundo. La identidad de una persona consiste, simplemente, en ser, y el ser no puede ser negado.
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El menor de los males de nuestra civilización es la indiferencia y el mayor la violencia y ahora nos movemos inevitablemente entre ambos polos negativos.
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Hay palabras que se retraen, que se niegan, porque tienen demasiado significado para nuestros oÃdos cansados de palabras.
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El ser humano que carece de esa segunda piel que llamamos egoÃsmo aún no ha nacido, dura mucho más que la otra, que sangra tan fácilmente.
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Yo no escribo por amor, sino por desasosiego; escribo porque no me gusta el mundo donde estoy viviendo.
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Hay momentos en que lo mejor es que una persona se contente con lo que ya tiene, no sea que lo vaya a perder todo.
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La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él.