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Frases de José Ángel Buesa

Frases de José Ángel Buesa

Fue un poeta y escritor de seriales cubano.

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  • Te digo adiós para toda la vida, pero toda la vida seguiré pensando en ti.



  • Leyendo un libro, un día, de repente, hallé un ejemplo de melancolía: Un hombre que callaba y sonreía, muriéndose de sed junto a una fuente.



  • Puedo estar a tu lado como si no estuviera, y encontrarte cien veces, así como al azar... Puedo verte con otro, sin suspirar siquiera, y no puedo olvidar.



  • ¡Un hijo! Tú sabes, tú sientes que es eso: ver nacer la vida del fondo de un beso por un inefable milagro de amor.



  • Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer un hombre enloquecido besará una mujer.



  • Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.



  • Te digo adiós si acaso te quiero todavía quizás no he de olvidarte… Pero te digo adiós. No sé si me quisiste… No sé si te quería o tal vez nos quisimos demasiado los dos.



  • Después de haber besado sus cabellos de trigo, nada importa la culpa, pues no importa el castigo.



  • Yo cometí el delito de inventarte una estrella, y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa.



  • Un amor que pregunta, si es virtud o es pecado, la fuerza que lo agita, eso es el amor soñado.



  • Y si nos tienta algún pecado triste y vulgar, el viento sopla siempre de aquel lado, y se lo lleva todo sobre la mar...



  • Vamos, que se hace tarde _ me dijiste. Pero yo me quedé mirando el mar,con el hastío de un pecado triste, pues no hay nada más triste que un pecado vulgar.



  • Ya no habrá días turbios…Ya no habrá noches malas si hay un amor secreto que nos presta sus alas.



  • Y así dos orillas tu corazón y el mío, pues, aunque las separa la corriente de un río, por debajo del río se unen secretamente.



  • Y siento celos al pensar que un día, alguien, que no te ha visto todavía, verá tus ojos por primera vez.



  • La vida será tuya si sabes que es ajena, que es igual ser montaña que ser grano de arena, pues la calma del justo vence el furor del bravo.



  • No, nada llega tarde, porque todas las cosas tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas.