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Frases de John Milton

Frases de John Milton

Fue un poeta y ensayista inglés, conocido especialmente por su poema épico El paraíso perdido.

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  • Aunque al principio la venganza es dulce, se convierte en amarga al transcurrir mucho tiempo.



  • La mente hace su propio lugar, y en sí misma puede hacer un cielo del infierno, y un infierno del cielo



  • Una gota de café bañará a los espíritus decaídos en delicias y los llevará más allá de los ensueños.



  • Porque ni el hombre ni el ángel pueden discernir la hipocresía, el único mal que camina invisible, excepto para Dios.



  • ¿Qué es la fuerza sin una doble porción de sabiduría?



  • La bondad, entre más comunicativa, crece con mayor rapidez.



  • No creo en la casualidad ni en la necesidad; mi voluntad es mi destino.



  • Antes que perder la libertad es mejor quedarse ciego para no tener que sufrir el triste espectáculo que nos iba a ofrecer nuestro triste espejo.



  • Largo y arduo es el camino que conduce del infierno a la luz.



  • No todo está perdido, la férrea voluntad, el estudio de la venganza, el odio inmortal, y el coraje nunca se rinden o se someten.



  • Solo el buen hombre puede amar la libertad de corazón, los demás no persiguen la libertad, sino la licencia.



  • Cierto es que la avaricia es rico, se muere de hambre modestia.



  • ¿Para qué puede la guerra, pero la guerra sin fin, todavía raza?



  • Ningún hombre que sabe algo, puede ser tan estúpido de negar que todos los hombres nacen libres naturalmente.



  • La envidia es el gusano roedor del mérito y de la gloria.- Milton.



  • La juventud anuncia al hombre como la mañana al día.



  • El niño muestra al hombre como la mañana al día.



  • Bioquímicamente, el amor es igual que comer grandes cantidades de chocolate.



  • La prudencia es la virtud por la cual discernimos lo que es correcto hacer en diversas circunstancias en el tiempo y el lugar.



  • Más allá está todo abismo, la eternidad, cuyo fin ningún ojo puede alcanzar.



  • La gratitud otorga reverencia, lo que nos permite encontrar epifanías cotidianas, esos momentos trascendentes de asombro que cambian para siempre la forma en que experimentamos la vida y el mundo.



  • Las leyes pueden descubrir el pecado, pero no eliminarlo.



  • Hasta que por segunda vez la oscuridad huyó, la Luz brilló y el orden surgió del desorden.



  • El que estudia la venganza, mantiene verdes sus propias heridas, que de otra manera sanarían y saldrían bien.



  • El destino rendirá para voltear a chance, y el caos juzga la contienda.



  • Un hombre puede ser desagradecido, pero la raza humana no lo es.



  • Sin embargo, algunos hay que por los pasos debidos aspiran a poner sus justas manos en esa llave de oro que obedece el palacio de la Eternidad.



  • El que reina dentro de sí mismo y gobierna las pasiones, los deseos y los miedos, es más que un rey.



  • La belleza es el presumir de la naturaleza, y debe lucirse en cortes, fiestas y grandes solemnidades, donde la mayoría se asombrará de la calidad del trabajo.



  • La noche nos invita a descansar.



  • El conocer lo que tenemos delante de nosotros, en nuestra vida ordinaria, esa es la principal sabiduría.



  • ¿Qué es el pueblo sino un confuso rebaño, una turbamulta heterogénea, que exalta las cosas más vulgares?



  • La opinión, en los hombres sensatos, es conocimiento en formación.



  • Todos los caminos me llevan al infierno. Pero ¡si el infierno soy yo! ¡Si por profundo que sea su abismo, tengo dentro de mí otro más horrible!



  • El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo puede hacer un cielo del infierno, o un infierno del cielo.



  • Quizá la muerte consista en esto, en trocar la naturaleza humana por la divina.



  • El que se alaba a sí mismo siempre encuentra quien se ría de él, lo cual no es cómico sino trágico.



  • ¡Maldecido amor, o maldecido odio, que tanto valen para mí uno como otro, dado que es eterna mi desventura!



  • La elocuencia deleita el alma y la música los sentidos.



  • Donde no hay esperanza no hay temor.