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Frases de John Dryden

Frases de John Dryden

Fue un influyente poeta, crítico literario y dramaturgo inglés.

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  • Bailar es la poesía de los pies.



  • El amor reconoce las horas por meses y los días por años; y cada pequeña ausencia es una edad.



  • La ira desaparecerá tan pronto como los pensamientos de rencor sean olvidados.



  • Toda la felicidad que la humanidad puede alcanzar no está en el placer, sino en el descanso del dolor.



  • La ira nunca desaparecerá mientras pensamientos de resentimiento son acariciados en la mente. La ira desaparecerá tan pronto como los pensamientos de resentimiento se olviden.



  • Los celos son la icteria del alma.



  • Si has vivido, aprovecha afortunadamente el pasado.



  • Hay un placer en ser loco que nadie sino saben locos.



  • La locura es un cierto placer que sólo el loco conoce.



  • La guerra es el comercio de los Reyes.



  • De todas las tiranías de la humanidad, la peor es la que persigue a la mente.



  • La razón es una muleta para la edad, pero la juventud es lo suficientemente fuerte como para caminar solo.



  • La locura es un cierto placer que sólo el loco conoce.



  • La ira desaparecerá tan pronto como se olviden los pensamientos de resentimiento.



  • Pero mucho más numerosos era la manada de tales, que piensan demasiado poco, y que hablan demasiado.



  • El orden es la mayor gracia.



  • El que busca las perlas debe sumergirse profundo.



  • La desgracia raramente viene sola.



  • El amor toma horas por meses y días por años; cada pequeña ausencia es una edad.



  • Son de más valor la honradez y el talento que la riqueza.



  • Los defectos, como las pajas, sobrenadan en la superficie; el que quiere encontrar perlas, debe sumergirse.



  • El amor tiene mil maneras de hacernos dichosos, pero tiene muchas más de robarnos el sosiego.



  • El amor computa las horas como meses, y los días como años; una corta ausencia equivale a toda una edad.



  • La amistad, que en sí misma es un lazo sagrado, se hace más sagrada con la adversidad.



  • Nadie está tan ocupado como el loco y el pícaro.