Frases de Jean de la Fontaine

Fue un fabulista francés. Sus cuentos y novelas están inspiradas por Ariosto, Boccaccio, François Rabelais y Margarita de Navarra.

La amistad, como la sombra vespertina, se ensancha en el ocaso de la vida.
La gracia, más bella aún que la belleza.
La tristeza se aleja sobre las alas del tiempo
Estómago hambriento no tiene oídos.
La sabiduría es un tesoro que nunca causa entorpecimientos.
Engañar al que engaña es doblemente entretenido.
Raro es el amor verdadero... la amistad verdadera es más rara aún
La tristeza vuela en las alas del tiempo.
La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza o la pasión.
Cualquier poder si no se basa en la unión, es débil.
Nada más peligroso que un ignorante amigo; mejor sería un sabio enemigo.
Nadie tiene el dominio sobre el amor, pero el amor domina todas las cosas.
La tristeza se desvanece sobre las alas del tiempo.
Cosa dulce es un amigo verdadero; bucea en el fondo de nuestro corazón inquiriendo nuestras necesidades. Nos ahorra el tener que descubrirlas por nosotros mismos.
La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza y la violencia.
Las personas que hacen poco ruido son peligrosas.
Es dos veces el placer de engañar al engañador.
Es un doble placer de engañar al engañador.
Ni la riqueza ni la grandeza hacen felices.
En resumen, la suerte siempre es el culpable.
La suerte siempre es el culpable.
No existe un camino de flores conduce a la gloria.
Ningún camino de flores conduce a la gloria.
Cuidado, siempre y cuando usted vive, de juzgar los hombres por su apariencia exterior.
A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.
Nada nos pesa tanto como un secreto.
Nada es más peligroso que un amigo sin discreción; incluso un enemigo prudente es preferible.
Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda.
La desdicha es el vínculo más estrecho de los corazones.
La mayor desgracia es merecer la desgracia.
La naturaleza del hombre es tal que cuando algo enciende su alma, las imposibilidades desaparecen.
La muerte nunca se lleva por sorpresa al hombre sabio. Él siempre esta preparado para irse.
En todas las épocas los pequeños han tenido que expiar las tonterías de los grandes.
Cada uno vuelve siempre a caer en su falta habitual.
Los descontentadizos son desgraciados: nada les satisface.
Muchas veces tenemos necesidad de alguien de menos valer que nosotros.
Todo periodista es tributario del maligno.
Los hombres que no hacen ruido son peligrosos.
Demasiados expedientes pueden echar a perder un negocio.

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