Frases de Henri-Frédéric Amiel
Fue un filósofo, moralista y escritor suizo, autor de un célebre Diario Ãntimo.
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Saber envejecer es una obra maestra de la sabidurÃa y una de las partes más difÃciles del gran arte de vivir.
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La bondad es el principio del tacto, y el respeto por los otros es la primera condición para saber vivir
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Lo bello es superior a lo sublime, porque es permanente y no sacia, mientras que lo sublime es relativo, pasajero y violento.
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El respeto mutuo implica discreción y reserva incluso en el amor mismo; significa preservar la mayor libertad posible para aquellos cuya vida compartimos.
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Las lágrimas son el sÃmbolo de la incapacidad del alma para refrenar su emoción y retener el dominio de sà mismo.
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Paga a la gente mala con tu bondad; lucha contra su odio con tu bondad. Incluso si no logras una victoria sobre otras personas, te conquistarás a ti mismo.
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Tu cuerpo es templo de la naturaleza y del espÃritu divino. Consérvalo sano, respétalo, estúdialo y concédele sus derechos.
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Hacer fácilmente lo que otros encuentran difÃcil es el talento; hacer lo que es imposible para el talento es genial.
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Un hombre debe ser capaz de cortar un nudo, porque todo no se puede desatar; debe saber desvincular lo que es esencial del detalle en el que está envuelto, porque todo no puede ser considerado por igual; en una palabra, debe ser capaz de simplificar sus deberes, sus negocios y su vida.
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El sacrificio todavÃa existe en todas partes, y en todas partes los elegidos de cada generación sufren por la salvación del resto.
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Cada paisaje es, por asà decirlo, un estado del alma, y quien penetra en ambos queda asombrado al descubrir cuanta semejanza existe en cada detalle.
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Para la acción nada es más útil que la estrechez de pensamiento combinada con fuerza de voluntad.
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El alma femenina tiene algo de oscuro, de misterioso, que se presta a toda clase de supersticiones y que enerva las energÃas viriles.
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Dar la felicidad y hacer el bien, he ahà nuestra ley, nuestra ancla de salvación, nuestro faro, nuestra razón de ser.
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No esperemos a ser buenos y cordiales. Apresurémonos ya desde ahora a alegrar el corazón de nuestros compañeros durante la corta travesÃa de la vida.