Frases de Helen Rowland

La locura de un hombre es a menudo la esposa de otro hombre.

La gente normalmente no miente en buenas relaciones.

Un hombre nunca sabe como decir adiós, una mujer nunca sabe cuando decirlo.

Para una mujer, el primer beso es el final del principio; para un hombre, el comienzo del final.

Entre los amantes de una pequeña confesión es algo peligroso.

Las locuras que más se lamentan en la vida de un hombre son las que no se cometieron cuando se tuvo la oportunidad.

Cuando la franqueza perfecta entra por la puerta, el amor sale volando por la ventana.

Cuando dos personas deciden divorciarse, no es una señal de que «no se entienden», sino una señal de que, al menos, han comenzado a hacerlo.

El amor es un viaje de descubrimiento, el matrimonio el objetivo y el divorcio la expedición de socorro.

El enamoramiento consiste simplemente en descorchar la imaginación y embotellar el sentido común.