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Frases de François Fénelon

Fue un teólogo y obispo católico, poeta y escritor francés.



  • La muerte solo será triste para los que no hayan pensado en ella.



  • El sufrimiento depende no tanto de lo que se padece cuanto de nuestra imaginación, que aumenta nuestros males.



  • Huye de los elogios pero trata de merecerlos.



  • Las almas bellas son las únicas que saben todo lo que hay de grande en la bondad.



  • No hagas mejores amigos con un alma melancólica. Siempre llevan una pesada carga y tu debes llevar la mitad.



  • Si no hubiéramos faltas de los nuestros, debemos tomar menos placer en quejarse de los demás.



  • El verdadero valor consiste en prever todos los peligros y despreciarlos cuando llegan a hacerse inevitables.



  • Todas las guerras son guerras civiles, porque todos los hombres son hermanos.



  • La guerra es un mal que deshonra al género humano.



  • El más libre de todos los hombres es aquel que puede ser libre dentro de la esclavitud.



  • Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más temerosos.



  • La curiosidad de los niños es una inclinación, que va delante de la instrucción; es menester pues aprovecharse de ella.



  • El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal; ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.



  • La altivez es útil, todo hombre debe ser altivo.



  • Cuanto más perfectos somos, más gentiles y tranquilos nos volvemos hacia los defectos de otras personas.



  • Los niños son excelentes observadores y, a menudo, percibirán sus más mínimos defectos. En general, los que gobiernan a los niños, no perdonan nada en ellos, sino todo en sí mismos.



  • Las tentaciones son un archivo que roza gran parte del óxido de nuestra confianza en sí mismo.



  • El tiempo dedicado a la oración nunca se desperdicia.



  • No tendría otro deseo que el de cumplir tu voluntad. Enséñame a rezar; Reza en mí.



  • La franqueza en las mujeres, es casi siempre una inconsecuencia.



  • La ambición está más descontenta de lo que no tiene que satisfecha de lo que tiene.



  • El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo, porque las desgracias penden menos de las cosas que se sufren, que de la impaciencia en sufrirlas, que es lo que aumenta el dolor.



  • Jamás es perdido el bien que se hace.



  • Sólo el infortunio puede convertir un corazón de roca en un corazón humano.



  • El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo.



  • El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo.



  • El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo.



  • El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo.



  • Las lágrimas no sólo son indicio de una naturaleza sensible y compasiva; son también indicio de debilidad y astucia.



  • La exactitud y la pulcritud en moderación son una virtud, pero llevados a los extremos estrechan la mente.



  • La pasión de adquirir bienes con que sostener un gasto vano corrompe las almas más puras.



  • Nada sabéis si sólo sabéis mandar, reprender y corregir.



  • Antes de lanzarse al peligro, hay que prevenirlo y temerlo; mas una vez en él, no queda otra solución que despreciarlo.



  • La molicie y la ociosidad hacen insolentes y rebeldes a los pueblos.



  • No basta tener razón; mantenerla de una manera brusca y altanera, es deshonrarla y echarla a perder.



  • La fuerza no puede jamás persuadir a los hombres.



  • Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más débiles y cobardes; doblan la cerviz en faltándoles la autoridad, y se les ve tan abatidos como se les conoció soberbios; en un momento pasan de un extremo a otro.



  • Sabed que los que llamamos malvados no son hombres incapaces de hacer el bien; por el contrario, ellos hacen el bien o el mal indiferentemente, con tal que pueda servir a sus proyectos ambiciosos.