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Todo el arte consiste en no engañarse a sà mismo: mÃnimas islas de rocas en todo un mar de autoengaños. Lo que más puede lograr un hombre es aferrarse a ellas y no ahogarse.
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Como si uno supiera lo bueno de lo que una persona es capaz, cuando uno no sabe lo malo que podrÃa hacer.
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Los adultos encuentran placer en engañar a un niño. Consideran que es necesario, pero también lo disfrutan. Los niños muy rápidamente lo averigüen y después practicar el engaño a sà mismos.
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Los gobernantes que quieren dar rienda suelta a la guerra saben muy bien que tienen que adquirir o inventar una primera vÃctima.
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Una tormenta que dura toda una semana. Una oscuridad constante: sólo podemos leer entre relámpagos. Hemos de recordar e ir uniendo lo que leÃmos a relámpagos.
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El que lucha por conservar la fama está perdido. Lo que importa es la eficacia de las ideas, nada más.
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