Frases de Craig D. Lounsbrough

En el Estado de Colorado y es ordenado por la Alianza de Iglesias Evangélicas.

El miedo dentro de mí no es el enemigo. Más bien, el enemigo dentro de mí es la cobardía que se niega a enfrentar el miedo.
La oscuridad que le sigue a un atardecer nunca será tan oscura como para llegar cambiar la inevitabilidad del amanecer.
Tal vez he vivido tantas promesas rotas de la vida que han sido suficientes para convencerme de buscar las promesas irrompibles de DIos.
En el momento en que nuestras promesas se convierten en tácticas para conseguir lo que queremos en vez de ser compromisos que pensamos mantener, lo único que estamos prometiendo son promesas rotas.
Muchas veces, lo mejor que puedo tener en mi mano cuando alguien hace una promesa es una escoba realmente grande para poder barrer las piezas rotas.
La oscuridad puede ocultar cosas muy bien, pero no tiene el poder de hacerlas desaparecer. Y cuando se trata de nuestros sueños, es posible que queramos recordarlo.
En las desgracias de ayer están las fortunas del mañana.
Es en las grandes contradicciones del alma más profunda donde están en marcha los grandes momentos de la vida.
Hay una fortaleza invencible que la codicia, la glotonería y todas las demás fuerzas egocéntricas atacan implacablemente con gran fuerza.
Finjo plenitud, pero en realidad estoy dolorosamente vacío. Y es porque con demasiada frecuencia me siento a la mesa del mundo en lugar de a los pies de Dios.
Tal vez lo que estamos perdiendo es lo mismo que nos ha hecho perder todo lo demás en primer lugar.
La verdad es lo que me protege de perseguir las cosas que rápidamente terminarán persiguiéndome.
Muchos de nosotros no conocemos nada más que una cadencia sin dirección, después de haber dejado las huellas de nuestras vidas serpenteando por un camino que se está convirtiendo en sí mismo.
El carácter se aferra a nuestra integridad cuando todos los que nos rodean se aferran a todo excepto su integridad y nos presionan para que hagamos lo mismo.
El Día de Acción de Gracias nos recuerda que no importa lo que nos suceda en la vida, podemos tomar los restos carbonizados y podemos reconstruir una vida inimaginablemente más rica que aquella de la que cayeron los fragmentos y las piezas.
Sin el comienzo estoy vertiendo mi existencia en los finales, mientras que la cruz y la resurrección declaran que Dios está incesantemente construyendo nuevos comienzos a partir del colapso de los finales.
Empezar de nuevo es una oportunidad informada por el fracaso, que es una oportunidad tomada inteligentemente.
El momento más crítico en una batalla no es cuando estoy fatigado, es cuando ya no me importa.
Cuando elegimos quedarnos abajo, en realidad estamos confundiendo la sabiduría con cobardía. Cuando elegimos levantarnos, estamos usando sabiduría para sobreponernos a la cobardía.
El único lugar donde la derrota se convierte en derrota es cuando hago que sea eso en mi mente.
La paciencia es lo que me hace pensar en mis elecciones en lugar de que mis elecciones me hagan pensar en por qué las hice.
La arrogancia es cuando mi boca se mueve pero mis palabras no.
Juzgar a alguien es decir que tengo derecho a definir quiénes son, versículos entendiendo que Dios me ha otorgado el privilegio inestimable de descubrir quiénes son.
Si crecer te refieres a permitir que el adulto dentro de mí, abandone al niño dentro de mí, no tengo interés en una propuesta tan horrible. Si en cambio, quieres dejar que cada uno mejore al otro sin excluir ninguno de ellos, tengo todo el interés.
Puede que no se trata de la perfección. Más bien, puede ser que lo que es imperfecto es el que tiene más carácter.
La apatía se da por vencida cuando necesitamos levantarnos.
Si somos honestos, lo que hace que algo sea imposible no es nuestro miedo. Más bien, es nuestra indiferencia.
La mediocridad es un camino despejado por el miedo, nivelado por la apatía y pavimentado por la comodidad.
Nuestras acciones en el presente construyen la escalera hacia el futuro. La pregunta es si esa escalera sube o baja.
La seguridad no es el destino que buscamos, más bien es un retiro al que escapamos.
Si la seguridad es mi meta, vivir entonces no lo es.
Mientras se asoma por el horizonte, el amanecer nos susurra con la oportunidad de intentarlo nuevamente.