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Frases de Baltasar Gracián

Frases de Baltasar Gracián

Fue un jesuita, escritor español del Siglo de Oro que cultivó la prosa didáctica y filosófica.

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  • Son tontos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen.



  • Todos los necios son obstinados y todos los obstinados son necios.



  • Los sabios son siempre impacientes, porque el que aumenta el conocimiento aumenta la impaciencia de la locura.



  • Las cosas no pasan por lo que son, sino por la apariencia. La mayoría de las cosas son juzgadas por sus chaquetas.



  • Muchos han hecho su grandeza para ellos por sus enemigos.



  • No Renunciar mientras estás delante. Todos los mejores jugadores lo hacen.



  • Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.



  • El que confió sus secretos a otro, hízose esclavo de él.



  • Donde acaba el deseo comienza el temor.



  • Errar es humano, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía.



  • Los ignorantes son los muchos, los necios son los infinitos; y así el que los tuviere a ellos de su parte, ése será señor de un mundo entero.



  • Tened paciencia y tendréis ciencia.



  • Todo lo tiene a quien no se le da nada de lo que no le importa.



  • Hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.



  • Para prevenidos no hay acasos.



  • A los veinte años un hombre es un pavo real; a los treinta, un león; a los cuarenta, un camello; a los cincuenta, una serpiente; a los sesenta, un perro; a los setenta, un mono; a los ochenta, nada.



  • Lo bien dicho se dice presto.



  • Quien no tiene enemigos, tampoco suele tener amigos.



  • No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.



  • No hay en el mundo señorío como la libertad de corazón.



  • Las personas cualificadas saben tomar el pulso del alma a través de las palabras de los demás, y por eso dijo un sabio: “Habla, si quieres que sepa”.



  • Nunca abras la puerta a un mal menor, porque los más grandes invariablemente se deslizan detrás de él.



  • La cortesía es la principal muestra de cultura.



  • Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio.



  • Aprobarlo todo suele ser ignorancia; reprobarlo todo, malicia.



  • Las cosas que se han de hacer no se han de decir, y las que se han de decir no se han de hacer.



  • Para gobernar locos es menester gran seso y para regir necios, gran saber.



  • Discurren mucho algunos en lo que nada les importa, y nada en lo que mucho les convendría.



  • Más vale un gramo de cordura que arrobas de sutileza.



  • Pensar bien es fruto de la racionalidad. A los veinte años reina la voluntad, a los treinta el ingenio, a los cuarenta el juicio.



  • No hay peor locura que enloquecer de entendido, ni mayor necedad que la que se origina del saber.



  • Quien añade sabiduría, añade tristeza.



  • Sin valor es inútil la sabiduría.



  • Pon un gramo de audacia en todo lo que hagas.



  • La facilidad es ramo de la vulgaridad.



  • Son los ímpetus de las pasiones deslizadores de la cordura, y allí es el riesgo de perderse.



  • Es mejor consultar las cosas con la almohada a tiempo que perder el sueño por su causa después.



  • El varón consumado, sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aun deseado del singular comercio de los discretos.



  • Hacer buena guerra. Puédenle obligar al cuerdo a hacerla, pero no mala; cada uno ha de obrar como quien es, no como le obligan.



  • Librarse de las necedades comunes es cordura bien especial.