Frases de Alejandro Dolina

El arte es la rebelión del hombre ante la malvada estupidez de los sucesos cotidianos.

Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza.

El arte necesita nostalgia.

Si nos espera el olvido, tratemos de no merecerlo.

Sólo los sueños y los recuerdos son verdaderos, ante la falsedad engañosa de lo que llamamos el presente y la realidad.

En el amor no existe el libre albedrío, nadie puede decidir de quién va a enamorarse.

El carácter inevitable de la derrota sólo desalienta a los cobardes.

Para eso le pago a mi psicoanalista, para que demuestre que mis insolvencias provienen de alguna gilada, y no de una incompetencia propia.

Asombrar con gestos amorosos a una persona que nos rechaza es, ante todo, una grosería.

Salzman percibió la invasión de otro pensamiento usurpador: ¿Es el azar el nombre de nuestra ignorancia o el universo contiene episodios impredecibles?

Yo tengo mucho cuidado con los pensamientos de orgullo propio porque conozco a tantos idiotas que se creen los reyes del corso que quién me asegura a mí que no soy uno más de ellos.

Siempre es recomendable recorrer la vida a contramano.

El universo es una perversa inmensidad hecha de ausencia. Uno no está en casi ninguna parte.

Ignorar las consecuencias de los propios actos, eso es el infierno.

El oráculo no adivina el futuro: sólo ejerce un arte del enunciado en el que ningún hecho sobreviniente puede contradecirlo.

Vivir no es otra cosa que una resistencia inútil. El hombre sabio sabe que va a morir, pero vive y se resiste a la muerte tanto como puede.

La sorpresa constante no sorprende.