Dios no está acostumbrado a rechazar un
Dios no está acostumbrado a rechazar un buen regalo a los que piden una. Puesto que él es bueno, y especialmente a aquellos que son fieles a él, que nos aferramos a él con toda nuestra alma, nuestro corazón, nuestra fuerza, y así disfrutar de su luz y ver su gloria y poseer la gracia de la alegría sobrenatural.
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