Cuídate. Cada vez que, al crecer tengas
Cuídate. Cada vez que, al crecer tengas ganas de convertir las cosas equivocadas en cosas justas, recuerda que la primera revolución que hay que realizar es dentro de uno mismo, la primera y la más importante.
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El vínculo que te une a una verdadera familia no es de sangre, sino de respeto y alegría por la vida del otro.
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No hay tal cosa como una ‘familia rota’. La familia es la familia y no está determinada por certificados de matrimonio, documentos de divorcio y documentos de adopción. Las familias se hacen en el corazón.
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Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre.
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No es hasta mucho más tarde, cuando la piel se hunde y el corazón se debilita, que los niños entienden; que sus historias y todos sus logros, se asientan encima de las historias de sus madres y padres, piedras sobre piedras, bajo las aguas de sus vidas.