A quien madruga Dios le ayuda, a no ser que haya dormido muy poco fruto de la ebriedad, en cuyo caso Dios se abstiene de opinión y amparo.
A quien madruga Dios le ayuda, a no ser que haya dormido muy poco fruto de la ebriedad, en cuyo caso Dios se abstiene de opinión y amparo.
Interpretacion
Combina un refrán tradicional con una observación irónica sobre las consecuencias del exceso de alcohol. Sugiere que la buena voluntad divina o la suerte favorecen al diligente, salvo cuando la propia conducta impide obtener ayuda. Critica indirectamente la irresponsabilidad personal. Usa humor para subrayar la paradoja.
Temas
proverbio irónico madrugar ebriedad humor refrán responsabilidad dios sabiduría
Te pueden interesar también