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Una vez, cuando conducía mi bicicleta c

Una vez, cuando conducía mi bicicleta con mi casc...

Una vez, cuando conducía mi bicicleta con mi casco puesto, dos niñas fueron capaces de reconocerme con tan solo mirarme a los ojos.


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  • Nuestra personalidad es lo que surge cuando creemos que nadie nos está mirando.



  • No hay mujer tan alta que no huelgue ser mirada, aunque el hombre sea muy bajo.



  • Del encuentro y adhesión de sus ardientes miradas nace el primer germen del nuevo ser.



  • Y luego estaba la forma de emitir su mirada, con una frialdad escalofriante con la que podría causar un incendio.