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Lo que nuestros hijos tienen que temer n

Lo que nuestros hijos tienen que temer no son los ...

Lo que nuestros hijos tienen que temer no son los coches en las carreteras de la mañana, pero nuestro propio placer en el cálculo de los parámetros más elegantes de su muerte.


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  • Quizás todo tipo de placer es solamente un sustituto.



  • El placer supremo es obtener lo que se anhela.



  • Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría.



  • Escribo porque es un acto amoroso que me da placer.