La música no tiene fronteras, pero sí
La música no tiene fronteras, pero sí un final común: el amor y la rebeldía.
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Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.
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La rebeldía puede ser un don maravilloso. Es la rebeldía la que dispara la creatividad, la exploración, el progreso y las revoluciones.
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Dirán que pasó de moda la locura, dirán que la gente es mala y no merece, más yo seguiré soñando travesuras. Acaso multiplicar panes y peces.