Hablábamos la lengua de los dioses, per
Hablábamos la lengua de los dioses, pero era también nuestro silencio igual al de las piedras. Éramos el abrazo de amor en que se unían el cielo con la tierra.
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El ser alienado no procura un mundo auténtico. Esto provoca una nostalgia: desea otro país y lamenta haber nacido en el suyo. Tiene vergüenza de su realidad.
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Nuestra más sincera sonrisa con algo de dolor está cargada. Nuestras más dulces canciones son aquellas que hablan del sentimiento más triste.
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La nostalgia por lo que hemos perdido es más soportable que la nostalgia por lo que nunca hemos tenido.