Las frases sobre la necedad son muy importantes porque nos recuerdan que una vez que entramos en el territorio de la necedad, las consecuencias a menudo son catastróficas. Las frases también nos ayudan a entender la inutilidad y la debilidad de algunas personas, y cómo muchos actos absurdos se deben a la estupidez.
Un necio encuentra siempre otro necio mayor que le admira.
Se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento.
Decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola.
Aquel a quien no le gusta el vino, ni la mujer, ni el canto, será un necio toda su vida.
Todo necio confunde valor y precio.
A palabras necias oídos sordos.
No hay cosa más difícil, bien mirado, que conocer a un necio, si es callado.
Una necedad, aunque la repitan millones de bocas, no dejan de ser una necedad.
La necedad es la madre de todos los males.
El malvado descansa algunas veces, el necio jamás.
Los necios admiran, los sensatos aprueban.
No es necio el que hace la necedad, sino el que, hecha, no la sabe encubrir.
Desde los tiempos de Adán, los necios están en mayoría.
Es propio de los necios ver los vicios ajenos y olvidar los propios.
Sobre el cimiento de la necedad, no asienta ningún discreto oficio.
El que habla a un necio, aunque sea prudente, parecerá también necio.
A tu prudencia añádele un poco de idiotez: en algunos momentos es mejor hacerse el idiota.
Conviene ceder el paso a los tontos y a los toros.
Cuando se hacen tonterías, éstas por lo menos deben dar resultado.
Cuando un estúpido hace algo que le da vergüenza, siempre declara que es su deber.
Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza.
Desconfía del tigre más que del león, y de un burro tonto más que del tigre.
El estúpido es un necio que calla; y desde este punto de vista es más soportable que el necio que habla.
El hombre más necio puede llegar a fingirse erudito por un día o dos.
El lugar común es el dogma del necio.
El necio, entre otros males, posee éste: siempre trata de comprar su vida.
El que en su propia vida fue necio, jamás fue sabio.
El tonto tiene una gran ventaja sobre el hombre de espíritu: está siempre contento de sí mismo.
Era tonto, pero era políglota, con lo cual decía sandeces en varias lenguas.
Es lo suficientemente sensato como para hacer tonterías de vez en cuando.
Es mejor estar entre dos locos que cerca de un necio.
Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería.
Hay dos clases de tontos: los que no dudan de nada y los que dudan de todo.
La ciencia es universal; el arte, nacional; la necedad, nacionalista.
La estupidez es una roca inexpugnable: todo lo que da contra ella se despedaza.
La estupidez insiste siempre.
La osadía de los tontos es ilimitada, y su capacidad para arrastrar a las masas, insuperable.
La primera ley natural debería ser ésta: perdonarnos mutuamente nuestras tonterías.
La taciturnidad de un hombre necio a menudo es considerada sabiduría.
La tontería de la humanidad se renueva diariamente.