No hay hombre más infeliz que aquel para quien la indecisión se ha hecho costumbre.
El objetivo mismo de la guerra es la victoria, no una prolongada indecisión. En la guerra no hay sustituto para la victoria.
Ahora es el tiempo de los claroscuros, de las manos memoriosas, de esta indecisión con la que llega la mañana y entran por las rendijas los dedos del sol.