Frases de Imprevistos

Casi todas las mejores cosas que han venido a mí en la vida han sido inesperadas.

Si no esperáis lo inesperado no lo encontraréis, dado que es penoso descubrirlo, y además dificil.

Lo fantástico y lo inesperado, lo que cambia y se renueva eternamente, no encuentra mejor ejemplo que en la misma vida real.

Uno elige el procedimiento que cree que más se acerca al éxito. Si no lo hiciéramos no será porque no lo hayamos planeado de ese modo, sino porque hay imponderables que uno no maneja. No siempre las intenciones se corresponden con los logros.

Nadie piensa nunca que nadie vaya a morir en el momento más inadecuado a pesar de que eso sucede todo el tiempo, y creemos que nadie que no esté previsto habrá de morir junto a nosotros.

Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece.

El corazón es la región del inesperado.

Y si nada hay prefijado de antemano, sino que el incierto azar lleva y trae a su antojo los destinos, si las cosas humanas están sujetas a infortunio, que al menos los decretos de la suerte nos hieran con golpe imprevisto.

Los jóvenes buscan la felicidad en lo imprevisto; los viejos, en la costumbre.

La imprevisión ¿es una falta grave o una providencial compañera, que velando al pobre los males del porvenir, le deja disfrutar el bien presente?

Una muerte súbita no es otra cosa que una súbita alegría, siempre que sorprenda al hombre en estado y ejercicio de virtud.

Las redes informales son especialmente decisivas para resolver problemasimprevistos.

Daniel acostumbraba a decir que de la misma forma de la que había venido al mundo en un cubo de basura allí iría a parar cuando muriese; eso decía, aunque yo creo que nadie puede saber lo que le va a pasar, por muy desesperado que uno esté.

El amor no puede planificarse. Puedes pasarte la vida entera buscándolo y cuando menos te lo esperas, encuentras a alguien. A mí, por ejemplo, ¿me habías visto alguna vez? pero ¿quién dice que mañana tú y yo no estaremos perdidamente enamorados? porque cuando sientes algo, cuando hay química, ¿quién sabe en qué acabará la cosa? Un tío como yo, un extraño, podría ser para ti una canita al aire, o tu alma gemela. Aunque también podría ser un ladrón, un chorizo que espera el momento oportuno (DISH!) para partirte la boca y robarte mientras el bar está vacío. Pero eso es lo que tiene la vida, que nunca se sabe lo que va a pasar.

A veces lo que esperas es peor si lo comparas con lo inesperado. La razón por la que nos aferramos a nuestras esperanzas es que lo que esperamos es lo que nos mantiene vivos, en pié, esperando. Esperar es sólo el comienzo, lo inesperado es lo que cambia nuestras vidas.

Lo maravilloso de la vida es que puede suceder lo imprevisible, en plena alarma aérea pude conocerla y me sentí mucho más vivo que disfrutando en tiempo de paz de una existencia vacía.

Nunca se sabe que nos deparará el futuro, los amigos pueden ser enemigos, y los enemigos, amigos.

La muerte siempre es traidora, nunca dice el día ni la hora.

El problema es que, a pesar de no haber corrido muy en serio últimamente, ha empezado a dolerme la rodilla. Y, como ocurre con la mayoría de los problemas de esta vida, se ha presentado sin previo aviso.

Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía.

Buscar la vida conviene, que la muerte ella se viene.

Huéspedes de repente, ni me los mientes.

La muerte no suele avisar, cuando menos lo piensas, ahí está.

Existe el destino, la fatalidad y el azar; lo imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces como hay azar y como hay destino, filosofemos.

Lo que más ávidamente amamos: lo pintoresco y lo imprevisto.

Feliz es la muerte, que antes que la llame viene.

A la muerte, ni la temas, ni la desees, ella viene cuando quiere.

Santa Catalina, nos libre de muerte repentina.

La existencia es un viaje en el que no existen los caminos llanos: todo son subidas o bajadas.

En cualquier momento y sin causa aparente, todo aquello que creemos estable puede desajustarse, desviarse, torcer su rumbo y empezar a cambiar.

Donde menos se piensa, salta la liebre.

Nombrando al rey de Roma, por la puerta asoma.