Frases de Otoño

¡No te angusties! La vida vuelve a empezar con el otoño.

Cada uno debería encontrar el tiempo para sentarse y mirar la caída de las hojas.

El otoño devuelve a la tierra las hojas que ella le prestó en verano.

El otoño es triste para el que no sabe divertirse.

La memoria del árbol: se la lleva consigo el último pájaro que en otoño vuela lejos.

Otoño nos cita con un son de flautas: vamos a buscarlo por la tarde clara.

El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno.

El otoño es mejora eterna. Es maduración y es color, es la estación de la madurez, pero también es anchura, profundidad, distancia.

Quiero un otoño rojo como el amor, amarillo como el sol aún caliente en el cielo, naranja como los atardeceres encendidos al final del día, púrpura como los granos de uva para picotear. Quiero un otoño para descubrir, vivir, probar.

Nada es más fugaz que la forma exterior, que se marchita y se altera como las flores del campo en la aparición de otoño.

¡Claras tardes del otoño moguereño! Cuando el aire puro de octubre afila los límpidos sonidos, sube del valle un alborozo idílico de balidos, de rebuznos, de risas de niños, de ladridos y de campanillas...

No hay mejor momento que el otoño para empezar a olvidar las cosas que nos molestan. Dejar que se suelten de nosotros como las hojas secas, pensar en volver a bailar, disfrutar de cada momento de sol, que todavía calienta, calentar el cuerpo y el espíritu con sus rayos, antes de que se vaya a dormir y se convierta en una débil bombilla en el cielo.

¡Brotes en el otoño! Tan fresco como la cara de una mujer enamorada.

Otoño manso, yo me poseo y me inclino ante tus aguas para beber el cielo, suave fuga de árboles y abismos.

El invierno es apagado; la primavera es loca; el verano es alegre y el otoño es sabio.

¡Delicioso otoño! Mi alma está muy apegada a él, si yo fuera un pájaro volaría sobre la tierra buscando los otoños sucesivos.

El invierno es una aguafuerte, primavera una acuarela, un óleo de verano y otoño un mosaico de todos ellos.

Espero la llovizna del otoño, para esconderme entre las personas, en el gris de la ciudad y vivir de melancolía y recuerdos. El otoño permite cosas que en otras estaciones no son posibles.

No existe belleza primaveral, ni el verano tiene tanta gracia , como el que he visto en un rostro otoñal.

No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama. La rama queda para hacer el nido.

A mí nunca me ha parecido el otoño una estación triste. Las hojas secas y los días cada vez más cortos nunca me han hecho pensar en algo que se acaba, sino más bien en una espera de porvenir.

Aprovechemos el otoño antes de que el invierno nos escombre. Entremos a codazos en la franja del sol y admiremos a los pájaros que emigran.

Cualquiera que piense que las hojas caídas están muertas nunca las ha visto bailar en un día ventoso.

El follaje ha perdido su frescura a través del mes de agosto, aquí y allá una hoja amarilla se muestra como los primeros cabellos blancos entre las fisuras de una belleza que ha visto una estación de más.

El otoño siempre ha sido mi estación favorita. El momento en que estalla todo con su belleza pasada, como si la naturaleza hubiera estado ahorrando todo el año para el gran final.

¡Escucha! El viento está aumentando, y el aire es salvaje con las hojas. Hemos tenido nuestras noches de verano, y ahora es la hora de octubre.

Ahora el fuego del otoño quema lentamente por el bosque y día a día las hojas muertas caen y se funden.

Bailar en las lagunas de otoño en la superficie de un lago es un sueño que vemos cuando estamos despiertos.

Cada hoja habla de felicidad para mí, agitando los árboles de otoño.

Cómo hablaros del otoño cuando tengo todavía en el oído esa agria flauta de la primavera que me llena la boca de agua.

Como un camino en otoño: tan pronto como se barre, vuelve a cubrirse de hojas secas.

De todas las estaciones, el otoño es el que ofrece más al hombre y pide menos.

Deberíamos aprender la sensualidad del otoño y de la lentitud con la que despoja sus árboles.

Del mismo modo que la naturaleza tiende hacia el otoño, se va haciendo otoño en mí y en cuanto me rodea.

Dos sonidos del otoño son inconfundibles… el susurro apresurado de las hojas crujientes arrastradas por la calle por un viento racheado y el parloteo de una bandada de gansos migratorios.

El corazón del otoño debe haberse roto aquí y derramar su tesoro sobre las hojas.

El invierno es un grabado, la primavera una acuarela, el verano una pintura al óleo y el otoño un mosaico de todos.

El mundo está cansado, el año está viejo, las hojas descoloridas están dichosas de morir.

El otoño de ese año pintó el campo en tonos vivos de escarlata, azafrán y rojizo, y los días eran claros y frescos bajo el cielo de la cosecha.

El otoño es del corazón y en él se queda para siempre.