Frases de Opresión

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A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos no les disgustaría ser opresores.

Adular para reinar es la práctica de los cortesanos de todos los absolutismos y de los bufones de todos los tiranos.
¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho.
Aunque la guerra es el compendio de todos los males, la tiranía es el compendio de todas las guerras.
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Donde la fuerza oprime, la ley se quiebra.

El abuso no es uso, sino corruptela.
El déspota necesita enseñar a dormir. ¡Ay de él, si enseñara a morir! Sería una lección que muy pronto se volvería contra él.
El hombre muere en todos aquellos que mantienen silencio ante la tiranía.
El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.
El proceder de las tiranías es hacer que parezca razón y derecho lo que ha sido usurpación.
El pueblo que soporta una tiranía acaba por merecerla.
El requesón pisoteado, lejos de endurecerse, se desparrama.

El río se abre un cauce y luego el cauce esclaviza al río.
El sufrir merece respeto, el someterse es despreciable.
El tirano reclama vino dulce de las uvas ácidas.
En el universo, la tiranía y la injusticia han comenzado por lo infinitamente pequeño.
En un hombre eminente es loca pretensión pensar escapar a la censura, y debilidad es ser deprimido por ella.

En una sociedad esclavizada, el más grande esclavo es el tirano.
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Mejor morir de pie que vivir de rodillas
Esto quiero y así lo mando, valga por razón mi voluntad.
La censura perdona a los cuervos y enseña a las palomas.
La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.
La multitud, cuando ejerce su autoridad, es más cruel que los tiranos de Oriente.
La tiranía es implacable y cruel porque es cobarde y débil.

La tiranía más insoportable es la tiranía de los subalternos.
La vieja práctica de los tiranos es usar una parte del pueblo para tener sometida a la otra parte.
Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo.
Las cadenas que nos oprimen son las que menos pesan.
Las cadenas se rompen con ideas y no a bayonetazos.
Llámanse y son tiranos quienes poseen el poder a perpetuidad en una nación que fue libre.
Lo que más irrita a los tiranos es la imposibilidad de poner grilletes al pensamiento.
Los abusos son como los viejos caducos: llega un tiempo en que dejan de infundir respeto.
Los buenos son más sospechosos a los tiranos que los malos; la virtud ajena siempre les resulta temible.
Los timoratos prefieren vivir al abrigo del despotismo a aventurarse por el proceloso mar de la libertad.
Los tiranos no han descubierto todavía cadenas capaces de encadenar la mente.

Los tiranos perecen por la debilidad de las leyes que ellos mismos han debilitado.
Los tiranos prosperan, pero como en las representaciones teatrales, en el último acto sufrirán castigo.
Mejores o peores, era lo mismo; la bota que nos pisa es siempre una bota.
Nadie es tan esclavo como quien se cree libre sin serlo.
Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.