Frases de Olvido

Recordar... Perdonar... Haber amado... Ser dichoso un instante, haber creído... Y luego... Reclinarse fatigado en el hombro de nieve del olvido.

Los niños son el reflejo de la verdad y la alegría que muchos de nosotros nos hemos empeñado en olvidar alguna vez.

En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado...

Si uno quiere olvidar, tiene que obligarse a recordar. Para matar los recuerdos uno por uno.

Tenemos dos fuerzas que nos ayudan a vivir: el olvido y la esperanza.

Cuando una persona entra en uno, se hace indispensable y no es fácil olvidarla.

Oigo y olvido. Veo y aprendo. Hago y entiendo.

¿Quién dice que se olvida? No hay olvido. Mira a través de esta pared de hielo ir esa sombra hacia la lejanía sin el nimbo radiante del deseo.

El olvido llega al corazón como a los ojos el sueño.

En la vida humana, la dicha, tarde o temprano, hace olvidar la pena.

Y sólo ansío olvidarte, Nunca oirte y nunca verte, porque me causa la muerte con la tristeza de amarte el dolor de comprenderte.

Sé que cuando esté muerto, me olvidaré de todo y te sugiero que pienses lo mismo.

Si quieres vivir alegremente, no te preocupes por el pasado.

No es verdad que el ser humano pueda hacer borrón y cuenta nueva, siempre queda algo, nuestro cerebro siempre guarda algún rastro de lo que uno quiso borrar.

Siéntome junto a mi hogar solitario y elevo mis súplicas pidiendo al cielo un poco de sereno juicio: tranquilidad para recordar o valor para olvidar.

Los hombres viven del olvido; las mujeres, de recuerdos.

El colmo de la estupidez es aprender lo que luego hay que olvidar.

Olvidar es una necesidad. La vida es una pizarra en la que el destino, para escribir un nuevo caso, necesita apagar el caso escrito.

Jamás olvides los tres poderosos recursos que siempre tienes disponibles: el amor, la oración y el perdón.

Hay muchas personas que discuten o luchan por cuestiones que no tienen mucha importancia. Todos debemos darnos cuenta de que no vale la pena.

¿Cuál es el propósito de perdonar cuando, en el fondo, ambas personas tenían que admitir que nunca olvidarían?

El olvido y la memoria no son más que infieles convivientes.

El que olvidar solicita, no olvida cuando se acuerda de que se acuerda que olvida.

Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos.

El olvido llega al corazón como el sueño a los ojos.

No puedo quedarme en las cosas eternas porque tengo sangre, tengo pies, tengo adioses en el pelo y olvidos en los ojos.

La cura para el dolor por aquello que perdimos es el olvido.

¡Ah! todo va revuelto y confundido; que guarda Dios para el orgullo humano sólo una eternidad : la del olvido.

El que se olvida de los bienes gozados en el pasado es viejo hoy.

Puedo estar a tu lado como si no estuviera, y encontrarte cien veces, así como al azar... Puedo verte con otro, sin suspirar siquiera, y no puedo olvidar.

Pronto olvidarás todo, pronto serás olvidado.

Un instante y habrás olvidado todo, otro instante y todos te habrán olvidado.

Que aunque el gusto nunca más vuelve a ser el mismo, en la vida los olvidos no suelen durar.

Hay tres cosas que siempre olvido: los nombres, las caras y... de la tercera no me acuerdo.

Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.

Mi amor, dices que no hay amor a menos que dure para siempre. Tonterías, hay episodios mucho mejores que la obra entera.

Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la olvida.

La existencia del olvido nunca ha sido probada: sólo sabemos que hay cosas que no vienen a la mente cuando queremos que lo haga.

La ventaja de una mala memoria es que uno disfruta varias veces las mismas buenas cosas por primera vez.

Tal vez si olvidáramos a las personas de vez en cuando, todos estaríamos un poco más felices.