Frases de Odio

Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien.

El odio tiene su cristalización; en cuanto uno puede esperar vengarse, vuelve a empezar a odiar. Intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo.
El odio es un lastre, y la vida demasiado corta para pasarla cabreado.
Que hayas pasado por mi vida me ha ayudado… a evitar ser como tú.
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Creo que el odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia.

Te aviso de que cada vez que tropieces mi odio estará detrás de ti recordándote que nunca debiste jugar conmigo.
Lo siento, pero ya no me acuerdo de cómo me tragaba tus mentiras.
Cualquier muchacho de escuela puede amar como un loco. Pero odiar, amigo mío, odiar es un arte.
Cuando odias a una persona, odias algo de ella que forma parte de ti mismo. Lo que no forma parte de nosotros no nos molesta.
El odio es el veneno de nuestro corazón, el perdón, la cura.
Cuando caigas esta vez, no me busques, porque no pienso volver a confiar en ti.
Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga.

Cuando nuestro odio es demasiado vivo, nos coloca por debajo de lo que odiamos.
El odio no da tanta satisfacción como la venganza.
El odio es la venganza de un cobarde intimidado.
El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente.
Odiar a alguien es sentir irritación por su simple existencia.

Odio tanto mi vida… pero no puedo vivir sin ella.
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No te odio porque no merece la pena decepcionarse por alguien como tú.
El odio no puede ser más que el mal resultado de experimentar el mal amor.
Me causas tanta indiferencia que no llego ni odiarte.
Basta con que un hombre odie a otro para que el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera.
Te odio con el odio de la ilusión marchita.
¿La peor venganza? Que me ignoren.

La vida es demasiado corta para perderla en odios infantiles y en recuerdos de agravios.
El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad.
El fútbol es un milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse.
La cuestión es entre la libertad y la tiranía. Nuestros opresores, no por su origen sino por el mero hecho de serlo, son el objeto de nuestro odio.
Se puede hacer mucho con el odio, pero más aún con el amor.
Estoy libre de todo prejuicio: odio a todos por igual.
¡Maldecido amor, o maldecido odio, que tanto valen para mí uno como otro, dado que es eterna mi desventura!
Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de ternero cebado donde hay odio.
Cuando pienso en todos los males que he visto y sufrido a causa de los odios nacionales, me digo que todo ello descansa sobre una odiosa mentira: el amor a la patria.
Nuestras peores debilidades y bajezas las solemos cometer por causa de las gentes a quienes más despreciamos.
Lo odiaba porque lo envidiaba. Y la envidia, como siempre, es la que saca lo peor de cada uno de nosotros.

Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
El odio es la cólera de los débiles.
No se debe amar el odio y el mal. Tienes que practicar y llegar a ver a la verdadera gaviota.
No sólo puede odiar aquello que trae muy dentro de sí, aquello que es muy propio.
El verdadero odio es el desinterés, y el asesinato perfecto es el olvido.