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Frases de Michel de Montaigne

Frases de Michel de Montaigne

Fue un filósofo, escritor, humanista y moralista francés del Renacimiento, autor de los Ensayos y creador del género literario conocido en la Edad Moderna como ensayo.

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  • No me importa tanto lo que soy para los demás como me importa lo que soy para mí.



  • No existe una cura mágica para hacer que todo lo que no te gusta desaparezca para siempre. Sólo hay pequeños pasos hacia arriba; un día más tranquilo, una risa inesperada, un espejo que ya no importa.



  • La cosa más grande en el mundo es saber cómo ser amo de uno mismo.



  • La curiosidad de conocer las cosas ha sido entregada a los hombres como un castigo.



  • Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio.



  • ¡Oh, estos hombres necios! No podían crear tanto como un gusano, pero crean dioses por docenas.



  • No hay nada más caro que un obsequio.



  • El alma que no tiene un propósito fijo en la vida se pierde; estar en todas partes, no estar en ninguna parte.



  • De todas nuestras enfermedades, la más salvaje es despreciar nuestro ser.



  • Un hombre sabio nunca pierde nada si se tiene a sí mismo.



  • Un hombre debería pensar menos en lo que come y más con quién come, porque ninguna comida es tan satisfactoria como una buena compañía.



  • La experiencia me ha enseñado esto, que nos deshacemos por la impaciencia. Las desgracias tienen su vida y sus límites, su enfermedad y su salud.



  • No nos avergoncemos de decir lo que avergonzamos de no pensar.



  • ¿Por qué las personas respetan el empaque en lugar de el regalo?



  • Nunca hubo en el mundo dos opiniones iguales, no más de dos pelos o dos granos; la cualidad más universal es la diversidad.



  • Necesitamos oídos muy fuertes para escucharnos juzgados con franqueza, y debido a que son pocos los que pueden soportar una franca crítica sin ser picado por ellos, aquellos que se aventuran a criticarnos realizan un notable acto de amistad, para comprometerse a herir u ofender.



  • En verdad, no es la falta, sino la abundancia lo que crea la avaricia.



  • La obsesión es la fuente del genio y la locura.



  • Al no poder gobernar los eventos, yo me gobierno a mí mismo.



  • Aunque pudiera hacerme temible, preferiría hacerme amable.



  • Prohibir algo es despertar el deseo.



  • Nuestro deseo desprecia y abandona lo que tenemos para correr detrás de lo que no tenemos.



  • La pobreza material fácilmente se cura; la pobreza de alma, es imposible de curar.



  • La ciencia es un centro en ciertas manos, al paso que en otras tan solo es un palitroque.



  • La ambición no es un vicio de gente pequeña.



  • La peor de mis acciones y condiciones no me parece tan fea, como me parece feo y cobarde el no atreverme a confesarlas.



  • Yo no me encuentro a mí mismo cuando más me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.



  • La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.



  • Cuidamos más que se hable de nosotros que de cómo se hable.



  • La fama y la tranquilidad nunca pueden ser compañeras de cama.



  • Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.



  • La sabiduría tiene sus excesos, y no tiene menos necesidad de moderación que la locura.



  • Pocos hombres han existido que hayan sido admirados por sus familiares.



  • El tiempo... excelente médico de nuestras pasiones.



  • Una cabeza bien formada será siempre mejor y preferible a una cabeza muy llena.



  • Préstate para los demás, pero entrégate totalmente solo a ti mismo.