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Frases de Marqués de Sade

Frases de Marqués de Sade

Fue un filósofo y escritor francés.

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  • La tolerancia es la virtud del débil.



  • No hay amante en el mundo que no prefiera ver muerta a su querida, a que le sea infiel.



  • Ninguna religión vale una sola gota de sangre.



  • “Jamás entre sí se comen los lobos”, dice el proverbio, y por trivial que sea es exacto.



  • Si la acción es descubierta y castigada, si pensamos bien, no es del mal ocasionado al prójimo de lo que nos arrepentimos, sino de la desgracia que nos ha producido el cometerla y el ser descubierta.



  • El orden social a cambio de libertad es un mal trato.



  • La idea de Dios es el único error por el cual no puedo perdonar a la humanidad.



  • Siempre es por dolor que uno llega al placer.



  • Para conocer la virtud, primero debemos familiarizarnos con el vicio.



  • La conversación, como ciertas porciones de la anatomía, siempre funciona más suavemente cuando se lubrica.



  • Uno debe hacer violencia al objeto de su deseo; cuando se rinde, el placer es mayor.



  • No somos más culpables al seguir los impulsos primitivos que nos gobiernan que el Nilo por sus inundaciones o el mar por sus olas.



  • Los monstruos somos necesarios para la naturaleza también.



  • Ya te lo dije: la única forma de llegar al corazón de una mujer es por el camino del tormento. No conozco a nadie más seguro.



  • O mátame o tómame como soy, porque seré condenado si alguna vez cambio.



  • Si es el elemento sucio el que da placer al acto de lujuria, entonces cuanto más sucio sea, más placentero será.



  • Tu cuerpo es la iglesia donde la naturaleza pide ser venerada.



  • Su servicio será arduo, será doloroso y riguroso, y la menor delincuencia será requerida inmediatamente con castigos corporales y afligidos; por lo tanto, debo recomendarle la pronta exactitud, sumisión y total abnegación de que se le permita prestar atención a nada más que a nuestros deseos; deja que sean tus leyes, vuela para cumplir sus órdenes, anticípalas, haz que nazcan.



  • Hay espinas por todas partes, pero a lo largo del camino del vicio, las rosas florecen por encima de ellas.



  • He estado en el infierno. Solo has leído sobre eso.



  • Mi manera de pensar, por lo que dices, no puede ser aprobada. ¿Supones que me importa? ¡Un pobre tonto es el que adopta una forma de pensar para los demás!



  • El crimen es el alma de la lujuria. ¿Qué sería el placer si no fuera acompañado por el crimen? No es el objeto del libertinaje lo que nos emociona, sino la idea del mal.



  • ¡Gran Dios!, así es como han mancillado durante más de doscientos años tus altares; así es como seres razonables han creído deber honrarte; rociando tu templo con la sangre de tus criaturas, mancillándolo con horrores e infamias, con ferocidades dignas de los caníbales es como varias generaciones de hombres sobre la Tierra han creído cumplir tus deseos y agradar a tu justicia.



  • Cuantos más defectos pueda tener un hombre, cuanto mayor sea, menos digno de ser amado, más rotundo será su éxito.



  • Mientras las leyes sigan siendo como son hoy, emplee algo de discreción: las opiniones fuertes nos obligan a hacerlo; pero en la intimidad y el silencio, compensémonos por esa cruel castidad que estamos obligados a exhibir en público.



  • La principal y más bella de las cualidades de la naturaleza es el movimiento.



  • La felicidad se basa en los cinco sentidos, mientras que la virtud no puede satisfacer ninguno de ellos.



  • Quien no fornique, pero lo parezca, está perdida; por el contrario, quien fornique con el mundo entero, pero se oculte, ésta es una mujer con buena reputación.



  • Juzgo todo por las sensaciones.



  • Y qué necesidad hay de sentirse encadenado a otras sensaciones distintas a las del placer?



  • El carácter natural del hombre es imitar; la del hombre sensible es parecerse lo más posible a la persona que ama. Solo imitando los vicios de los demás me he ganado mis desgracias.



  • La naturaleza, que para el perfecto mantenimiento de las leyes de su equilibrio general, a veces necesita vicios y otras virtudes, inspira ahora este impulso, ahora ese, de acuerdo con lo que ella requiere.



  • La crueldad lejos de ser un vicio es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza.



  • Predicar sin practicar es lo mismo que construir un barco y dejarlo en la orilla.



  • ¿Para qué serviría arrepentirse de una acción, de la naturaleza que ésta fuere, si nos ha producido una satisfacción y que no tiene ninguna consecuencia desagradable?



  • Las pinturas más audaces, las descripciones más osadas, las situaciones más extraordinarias, las máximas más espantosas, las pinceladas más enérgicas tienen el sólo objeto de obtener una de las más sublimes lecciones de moral que el hombre haya recibido nunca.



  • La conciencia no es más que la obra del prejuicio recibido por la educación, hasta tal punto que todo lo que se le prohíbe al niño le causa remordimientos en cuanto lo viola, y conserva esos remordimientos hasta que el prejuicio vencido le haya demostrado que no exis­tía ningún mal real en la cosa prohibida.



  • No hay más infierno para el hombre que la estupidez y la maldad de sus semejantes.



  • Lo que hace celoso al amante no es el afecto que siente por ella sino el miedo a la humillación pública si su querida cambiara de sentimientos hacia él.