Frases de Madurez
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Debemos sufrir y aprender la verdad con sufrimiento. No podemos dormir: gota a gota destila el corazón el dolor del dolor olvidado, y hasta los más rebeldes maduran con los años.
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Yo no soy un admirador de la juventud. He dicho mil veces que la juventud me parece sólo un trámite fatal, un trámite que hay que cumplir para ser algo más que un joven. El hombre está hecho para comenzar en el ocaso. Y quizá la mujer también.
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¡Y por fin hubo que crecer! Cuando eres un crio eres tan ingenuo que crees que se crece poco a poco, ¡y una mierda! Es como un tortazo, ¡zas! como el golpe de la rama de un árbol cuando alguien camina delante de ti por el bosque.
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- Es curioso cómo la gente cambia, ¿no es así?- Sí, no sé, ¿realmente las personas cambian?- Creo que sí.- Sí, pero siguen siendo las mismas personas.- Creo que estamos siempre cambiando.- Creo que somos los mismos, solo crecemos un poco.- Creo que si creces, cambias.- Pero cambiamos de lo que ya éramos, pero seguimos siendo la misma persona.- No, no lo creo.- Creo que sí.- No lo creo.
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Antes tenía fobia a madurar. Pero cuando aprendí que madurar es dejar de sufrir por amor para sufrir por dinero, ahora le tengo terror. Tengo la cartilla a menos dos euros.
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Antes una carrera profesional estallaba a partir de los cuarenta años, hoy empieza a decaer a esa edad.
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Cuando eres joven, derrochas. Quieres mostrar de lo que eres capaz. Pero cuando te vas haciendo mayor, aprendes a dosificar, a darle a cada cosa lo que se necesita en ese momento.
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El escritorjoven no puede escribir sin ese estremecimiento de soledad, aunque sea ficticio, así como el escritor maduro no hará nada sin el sabor de compañía humana, de sociedad.
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Pasados los 40, ver a un chico o chica en la veintena es un recordatorio de que ya has vivido más de lo que vas a vivir.
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Debíamos aprender todavía que el Diablo creó la juventud para que cometiésemos nuestros errores y que Dios instauró la madurez y la vejez para que pudiéramos pagar por ellos.
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Cuando tienes veinte años, aunque estés confuso e inseguro respecto a tus ambiciones y propósitos, tienes un sentido intenso de lo que es la vida y de lo que eres en la vida, y de lo que podría depararte. Más tarde… más tarde aumenta la incertidumbre, hay más solapamientos, más rebobinados, más recuerdos falsos.
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La desmesura al madurar grana en la espiga del error, y la cosecha que se recoge sólo consiste en lágrimas
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En la primera mitad de la vida lo que más importa es la apariencia externa, pero cuando entramos en la segunda sólo nos mantienen los cimientos, los pilares ocultos donde se sienta la estructura de nuestra personalidad.
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Hoy creo en todo lo que creía a los veinte años y tengo, también en esencia, las mismas ilusiones de entonces, pienso que con mayor fundamento todavía. Me producen pena y decepción los que las han perdido.
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El amor verdadero es el fruto maduro de la vida. A los dieciocho años no se le conoce, se le imagina.
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El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque te necesito. El amor maduro dice: Te necesito porque te amo.
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Para un ser consciente, el existir consiste en cambiar, en madurar, en crearse indefinidamente a sí mismo.
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La juventud es cuando se le permite quedarse hasta tarde en la víspera de Año Nuevo. La mediana edad es cuando te ves obligado a.
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He cumplido ya cuarenta y cuatro años, y eso me permite tender la mano para coger lo que quiera. No siempre lo consigo, pero tengo derecho a tender la mano.
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En aquel tiempo, buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdi- cha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad.
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Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años.
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Todos los hombres que han realizado algún hecho virtuoso o tal que virtuoso parezca, deberían escribir de propia mano su biografía; pero no deberían comenzar tan hermosa empresa, sino después de haber cumplido la edad de cuarenta años.