Frases de Libre AlbedrÃo
Frases de libre albedrÃo ayudan a recordarnos la importancia de tomar nuestras propias decisiones. Esto nos recuerda que debemos sopesar los pros y los contras, y pensar cuidadosamente sobre nuestros actos. Estas frases nos ayudan a comprender que la vida es un viaje con el cual uno debe tomar responsabilidad. Esto significa que necesitamos ser arriesgados y que no podemos permitirnos pasar por alto la oportunidad de tomar decisiones por nosotros mismos.
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La combinación de necedad en el corazón y libre albedrÃo en la cabeza es extremadamente volátil.
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No hay errores ni accidentes. El presente es maleable. Influir en las probabilidades. El libre albedrÃo es tu pluma, escribe tu vida.
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Creo que la ciencia moderna apoya el libre albedrÃo, al demostrar que el cerebro puede actuar espontáneamente, no solo en respuesta a estÃmulos externos.
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En todas partes, el alma humana se encuentra entre un hemisferio de luz y otro de oscuridad en los confines de dos imperios eternos: Necesidad y Libre AlbedrÃo.
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Las personas se permiten ser esclavas de sus malos hábitos y de los malos hábitos de la sociedad, pero tienen libre albedrÃo y, si desean ser libres, pueden hacerlo.
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El libre albedrÃo humano implica la decisión previa de Dios de no alterar la base metafÃsica de ese libre albedrÃo.
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Una de las cosas molestas de creer en el libre albedrÃo y la responsabilidad individual es la dificultad de encontrar a alguien a quien culpar de sus problemas. Y cuando encuentras a alguien, es notable la frecuencia con la que su foto aparece en tu licencia de conducir.
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Nadie tiene libre albedrÃo hasta que sean adultos, y para entonces las elecciones que se tomaron para ellos, ya los han establecido en un curso que les da libertad limitada en las elecciones a tomar.
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Esta conciencia de la falta de libre albedrÃo me impide tomarme a mà mismo y a mis semejantes demasiado en serio como personas que actúan y deciden, y que pierdo los estribos.
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La libertad nunca rendirá igualdad. El libre albedrÃo produce un desastre que usted acepta o rechaza a favor de la esclavitud.
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Un hombre sabio ve el camino que todos deben caminar y abraza el libre albedrÃo de la humanidad, incluso si verlo desplegarlo le causa dolor.
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Nuestras manos las abrimos por nuestra propia voluntad y las buenas moscas, que nunca podemos recordar.
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Lo que me lleva a mi conclusión sobre el libre albedrÃo y la predestinación, a saber, que el lector lo marque, que son idénticos.
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Tienes el libre albedrÃo para permitir que gobierne tu vida o para que no te afecte. La elección es siempre tuya.
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¡También implica la capacidad del hombre de rechazar la persuasión que Dios usa para influir en el libre albedrÃo mientras deja intacta su base metafÃsica! ¡La persuasión, no la compulsión, es en lo que incluso Él debe confiar! ¡Y la persuasión, por su propia definición, debe ser resistible!.
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¡Sufrimos los males que, por nuestra propia voluntad, nos infligimos a nosotros mismos y los atribuimos a Dios, que está lejos de estar conectado con ellos!.
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No hay libre albedrÃo si ejercerlo de cierta manera produce castigo. Eso hace una burla del libre albedrÃo y lo hace falso.
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La vida es como un juego de cartas. La mano que te dan es determinismo, la forma en que juegas es libre albedrÃo.
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Si los experimentadores tienen libre albedrÃo, entonces también lo tienen las partÃculas elementales.
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Creo que para que Dios no permita que suceda dolor en el mundo es para Él extraer el libre albedrÃo del mundo.
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El hombre es un ser con libre albedrÃo; por lo tanto, cada hombre es potencialmente bueno o malo, y depende de él y solo de él (a través de su mente racional) decidir qué quiere ser.
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No hay nada como una orientación naturalista para disipar todos estos pensamientos morbosos de «pecado» y «libre albedrÃo» y «responsabilidad moral».
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El libre albedrÃo, aunque hace posible el mal, es también lo único que hace posible cualquier amor, bondad o alegrÃa que valga la pena tener.
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El destino es la fuerza ilimitada de oposición contra el libre albedrÃo. El libre albedrÃo sin destino es tan impensable como el espÃritu sin realidad, el bien sin el mal. Solo la antÃtesis crea la calidad.
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El desprecio por las cosas que las personas eligen por voluntad propia es, en esencia, desprecio por el libre albedrÃo.
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Dios no sabe nada por contingencia, sino que prevé, tiene propósitos y hace todas las cosas de acuerdo con su voluntad inmutable, eterna e infalible. Por este rayo, el «libre albedrÃo» se postra y se hace pedazos.
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Las fuerzas del bien y del mal están trabajando dentro y alrededor de mÃ, debo elegir, y en un universo de libre albedrÃo tengo una opción.
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El hombre interior no puede ser forzado a hacer por su propia voluntad, lo que debe hacer, excepto que la gracia de Dios cambie el corazón y lo haga querer.
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La educación debe apuntar a destruir el libre albedrÃo para que después de que los alumnos sean educados sean incapaces durante el resto de sus vidas de pensar o actuar de otra manera que no hubiera sido lo que hubieran deseado sus maestros.