Frases de Heinrich Heine

Dios me perdonará: es su oficio.

Donde las palabras quedan fuera, la música empieza

Las fragancias son los sentimientos de las flores.

No hay hombre más infeliz que aquel para quien la indecisión se ha hecho costumbre.

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.

La experiencia es una buena escuela, pero la matrícula es muy cara.

La experiencia es una buena escuela. Sin embargo, el precio es caro.

El historiador es un profeta que mira para atrás.

Verdadero elocuencia consiste en decir todo lo que es necesario, y nada más que lo necesario.

Construye tu cabaña en el valle, pero nunca lo hagas en la cima.

Es muy fácil perdonar a nuestros enemigos cuando no tenemos los medios de aniquilarlos.

Dios nos ha dado la lengua para que podamos decir cosas amables a nuestros amigos y duras verdades a nuestros enemigos.

El que en su propia vida fue necio, jamás fue sabio.

Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.

Si quieres viajar hacia las estrellas, no busques compañía.

Los nuevos pensamientos son creados por los sabios y repartidos por los tontos.

Apenas comprendemos las ruinas hasta el día en que nosotros mismos llegamos a serlo.

La experiencia es una buena escuela. Pero las tarifas son elevadas.

Todo aquel que se casa es como el Dux de Venecia, que se desposa con el mar tempestades ignotas.

Todavía no se ha descubierto la brújula para navegar en la alta mar del matrimonio.