Frases de Gobierno

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Alcaldes y zapatos nuevos, a los tres días, aprietan menos.
Como no podemos cambiar a los hombres a cada paso, cambiamos las instituciones.
Confiamos demasiado en los sistemas y muy poco en los hombres.
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Cuando alguien asume un cargo público, debe considerarse a sí mismo como propiedad pública.

Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.
El arte de reinar es organizar la idolización.
El despotismo es imposible si la nación está ilustrada.
El estado en que menos anhelan gobernar quienes han de hacerlo es forzosamente el mejor.
El estado llama ley a su propia violencia y crimen a la del individuo.
El gobernante de un pueblo no hallará medio más fácil para conquistar su simpatía que una vida austera y morigerada.
El gobierno despótico es un orden de cosas donde el superior es vil y el inferior está envilecido.

El gobierno más difícil es el de uno mismo.
El mejor gobierno es aquel que se hace superfluo.
El ministro debe morir más rico de buena fama y de benevolencia que de bienes.
El principio del gobierno democrático es la virtud.
El prudente puede dirigir un estado, pero es el entusiasta el que lo regenera o lo arruina.

Haced que el pueblo crea que gobierna él, y se dejará gobernar.
Indudablemente, para gobernar se precisa la firmeza; pero también mucha flexibilidad, paciencia y compasión.
Interesarse por los intereses de todos es propio de un gobierno ordinario; preverlos es digno de un gran gobierno.
La agilidad es una excelente condición para subir a los árboles, pero no para gobernar a los pueblos.
La altura del soberano depende de la altura de su pueblo.
La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo.
La dictadura es el sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio.
La dictadura no se evita declamando contra ella, sino haciéndola innecesaria con nuestra rigurosa disciplina del deber.
La fuerza de los que gobiernan no es, realmente, más que la fuerza de los que se dejan gobernar.
La prudencia que sabe retractarse es una de las formas del arte de gobernar.
La razón de estado no se ha de oponer al estado de la razón.

Levantar un andamio no es edificar.
Lo malo que tiene un país donde el gobierno es débil no es la fuerza de la oposición, sino la memoria del electorado.
Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal.
Los gobiernos tienen muy poca influencia sobre la felicidad privada del hombre.
Los hombres de estado son como los cirujanos: sus errores son mortales.