Frases de Fito Páez

¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Dormir contigo es estar solo dos veces, es la soledad al cuadrado.

Cada día es una oportunidad de salir a la calle y enfrentar al viento.

Lo importante no es llegar, lo importante es el camino; yo no busco la verdad, sólo sé que hay un destino.

No es bueno nunca hacerse de enemigos que no están a la altura del conflicto.

Y todo lo que haces por obligación se lleva la alegría de tu corazón.

Al final lo que queda es abrazarse, confiar en el otro, amar, y dejarse amar en medio de la balacera que es la vida.

Yo te conozco de antes, desde antes del ayer, yo te conozco de antes, cuando me fui no me alejé.

Los hombres van de putas para sentirse varones.

¿Qué pasa en la Tierra que el cielo es cada vez más chico?

Y nada me gusta más que tu risa, corazón. Ese es mi mejor lugar, esa es mi mejor canción.

La estupidez del mundo, nunca pudo y nunca podrá arrebatar la sensualidad.

Maldición lo que perdemos lo volvemos a amar.

Hoy los tiempos van a mil y tu extraño corazón ya no capta como antes las pulsiones del amor. Yo te digo que dar es dar, dar y amar.

Algunas cosas en mi vida sé que no van a cambiar. A cara o ceca querida, yo siempre te voy a amar.

No creas que perdió sentido todo, no dificultes la llegada del amor, no hables de más, escucha el corazón... Ese es el cable a tierra.

Cuando me caí me diste todo tu amor, cuando me solté no me tuviste compasión, no lo hagas, no lo hagas.

Los años que vivimos van tatuados, va tatuada la pena.

Las cosas siempre suceden, las más hermosas son sin querer.

Nada nos deja más en soledad que la alegría si se va.

Cada día es una oportunidad de salir a la calle y enfrentar al viento. Los sueños a veces se hacen realidad, dale tiempo al tiempo.

Todo poco a poco va dejando de importar, todo menos esos paraísos en el mar y navegar y navegar y navegar.

Hay recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar, silencios que prefiero callar.

¿Qué es lo que quieren de mí, qué es lo que quieren saber? No me verás arrodillado...

El tiempo me ha enseñado a mirar, a veces me ha enseñado a callar.

Sigo vivo, sigo atento, y observando con el tiempo esta extraña enfermedad inclasificada que te afecta muy deprisa, que te quita la sonrisa, cuyo síntoma es que ya no importa nada.

El alma del mundo es la maldad.