Frases de Desprecio

Es algo raro y hermoso ofrecer amor en situaciones en las que la mayoría de la gente escogería despreciar o ignorar.

He realizado un esfuerzo incesante por no ridiculizar, lamentar, ni despreciar las acciones humanas, si no por comprenderlas.

Estas frases pueden ser usadas para mostrar el rechazo a ciertos comportamientos, ideas o personas.

El desprecio se lleva bien con la lástima.

El alegre permite que el alma esté en el presente, le permite despreciar el preocuparse de los problemas que se encuentran más allá de este, y atempera la amargura con la risa.

Muchos son los que pueden soportar la adversidad; muy pocos, el desprecio.

El desprecio es como un tipo de gangrena, que si se apodera de cierta parte de la persona, corromperá el resto de la misma gradualmente.

Los errores usualmente se perdonan, pero el desprecio nunca. Nuestro orgullo lo recuerda para siempre.

El desprecio es la criptonita de una buena relación.

La mejor respuesta para los chismes es un desprecio silencioso.

La manera de callar la boca de un difamador es tratarlo con desprecio.

El hombre es más sensible al desprecio de los otros que al desprecio hacia uno mismo.

Una de las fortalezas que puedo recalcar de mi formación, es que estoy acostumbrada al desprecio.

Me vale más un minuto con cualquier desconocido, que todos esos años que habíamos pasado juntos. Sí, así de poca cosa significas para mí.

La naturaleza humana es la misma en todas partes. Consagra el éxito y no tiene más que desprecio por la derrota.

No existe algo que la gente tolere más impacientemente o que perdone menos que el desprecio. Una herida se perdona más prontamente que un insulto.

Algunas personas sirven con orgullo, porque así lo quieren y quieren hacer su mejor esfuerzo. Otras personas sirven con desprecio porque “tienen” que hacer su trabajo.

Ningún hombre puede caer en el desprecio de aquellos quienes sí lo merecen.

De lo malo se aprende; y yo por ello ahora tengo maestría en diferenciar entre un idiota y lo que es un buen hombre.

Una disculpa puede ser despreciada, pero retiene su valor inherente.

Es peligroso despreciar aquello que nos ordena el amor.

La mente que es demasiado proclive hacia el desprecio y la reprobación, debo decir, es como un puño cerrado que puede dar golpes, pero se priva de recibir y sostener todo aquello que es precioso.

Al principio todo eran sonrisas y alegría, al final llantos y decepciones.

Ordinariamente, nadie odia sino a quien no puede despreciar.

Una persona que se odia a sí misma, es capaz de odiar a aquellos que le valoran.

Las cejas conforman solo una pequeña parte de la cara de las personas, y aun así pueden oscurecer la vida entera de alguien por el desprecio que demuestran.

Las cosas más hermosas y buenas han sido hechas por mujeres que la gente desprecia.

Mi familia me ha preguntado por ti. Les he dicho que has muerto y que eso me alegra. ¡Se han quedado anonadados, pero eso me vale verga!

Para profesar odio a una persona, es preciso, como para amarla, tenerle estimación. A los que no se estima se les desprecia simplemente.

No puedes razonar con el corazón, tiene sus propias leyes e impedimentos sobre cosas que el intelecto desprecia.

El que desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio.

El desprecio es la emoción que sentimos hacia un oponente cuyos argumentos son demasiado impresionantes para refutarlos.

Siento tu desprecio y lo acepto.

No puede existir el prestigio sin el misterio, ya que la familiaridad engendra desprecio.

El pecado último de cualquier artista es el desprecio hacia su audiencia.

De todas las aflicciones, la peor es el desprecio hacia un mismo.

Para ambas partes de una controversia, la manera más desagradable de vengarse es callar y verse molesto, ya que el agresor usualmente interpreta esto como una señal de desprecio.

Despreciar a la mujer es la suprema depravación del corazón del hombre.

Solo una cosa me molestaría: mi propio desprecio. Pero, naturalmente, no me puedo escupir a la cara.

Cristo vio mucho en este mundo para llorar, y mucho para orar; pero Él no vio nada en él para mirar con desprecio.

Odiar la diversidad de colores de piel es despreciar la divina imaginación creativa de Dios. Honrarla conscientemente es apreciar una diversidad hermosa, inspirada en el amor.