Frases de Conciencia

La iluminación no es imaginar figuras de luz, sino hacer consciente a la oscuridad.

La conciencia de un hombre y su juicio, son la misma cosa, al igual que el juicio, la conciencia puede equivocarse.
Hay tres jueces agazapados en el fondo de todas las conciencias: el honor, la verdad y la justicia.
No hay testigo tan terrible ni acusador tan potente como la conciencia que mora en el seno del hombre.
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El poder de las palabras es real, seas o no consciente de ello.

La buena conciencia es tan alegre que hace alegrar todas las molestias de la vida.
Todos los seres humanos tienen cuatro habilidades: un reconocimiento de sí mismos, conciencia, una voluntad independiente e imaginación creativa.
Incrementa tu conciencia y trata de compartir tu singularidad con el mundo.
La conciencia es tan capaz de organizar al mundo adecuadamente, que difícilmente puedas verla.
Una de las fuerzas que nos permite ser modestos es la conciencia.
La llave del éxito es el crecimiento de dimensiones superiores de conciencia en nuestra consciencia misma.
Sin dudarlo, la conciencia es un ingrediente indispensable para alcanzar el éxito. Si no tienes éxito, no dudes en buscarlo a través de la conciencia.

Es imprescindible que la consciencia se mantenga viva para que el futuro no desaparezca.
Estás aquí para evolucionar y hacer que tu conciencia crezca.
Una conciencia tranquila hace a una persona más fuerte.
El abad sin ciencia ni conciencia, no le salva la inocencia.
No es nada fácil abandonar la virtud; ella atormenta durante mucho tiempo a los que la abandonan.

La conciencia del tiempo, bajo su forma más pura, es el aburrimiento, es decir, la conciencia de un intervalo que nada atraviesa o que nada puede llenar.
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El más grande fruto de la justicia es la serenidad del alma.
La felicidad y la tristeza son caras diferentes de la conciencia infinita. Ambas son transitorias y no somos ni la una ni la otra porque no somos un estado de la conciencia. Somos la conciencia misma que se expresa a través de todos esos estados.
Atiende con placer tus negocios durante el día, pero emprende sólo los que te permitan dormir tranquilo durante la noche.
La religión, como la moral, no pueden ser verdad para la vida sino son verdad también para la conciencia.
Vivir la pequeña mortificación de dejar ordenados los instrumentos de trabajo, confesar el día que se había previsto, hacer el examen de conciencia con el empeñonecesario para darse cuenta de lo que falla y en qué quiere el Señor que se ponga la lucha al día siguiente, vivir el «minuto heroico» al levantarse, desviar o al menos callar en esa conversación en la que no queda bien una persona ausente…
La gloria del hombre bueno, es el testimonio de la buena conciencia. Ten buena conciencia, y siempre tendrás alegría.

Tenía voz de persona que ha dormido bien y que no debe demasiado dinero.
Aunque todo el mundo te odiase, mientras tu conciencia estuviese tranquila, nunca, créelo, te faltarían amigos.
El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma.
Solamente trabajamos para llenar la memoria, dejando vacías la inteligencia y la conciencia.
Antes que nada, el maestro debe ser educador de la conciencia infantil y juvenil; más que nada, la escuela es un fundamento de moral.
La acción de preguntar supone la aparición de la conciencia.
La justicia es conciencia, no una conciencia personal, sino la conciencia de toda la humanidad. Los que reconocen claramente la voz de su propia conciencia suelen reconocer también la voz de la justicia.
Transformar una experiencia en conciencia, en esto estriba ser hombre.
Mas la conciencia me asegura, es buena escolta que hace al hombre franco bajo el amparo de saberse pura.
La verdadera alegría nace de la buena conciencia.
La conciencia es actividad de trascendencia.

Una mala conciencia se cura más fácilmente que una mala reputación.
Detrás de la conciencia trabajan los instintos.
Lo malo de la conciencia es que siempre está hecha a la medida.
La conciencia de un jurado nunca queda tranquila.
La psique y la conciencia de cada uno de nosotros es, en último término, tan grande y abarcante como 'Todo-lo-que-es', porque no hay fronteras absolutas entre el cuerpo/ego y la totalidad de la existencia.