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Frases de André Gide

Frases de André Gide

Fue hijo de Paul Gide, un profesor en leyes de la Universidad de París, quien falleció en 1880. Su tío fue el economista político Charles Gide. Criado en Normandía, con problemas de salud y viviendo prácticamente aislado, se convirtió en un escritor prolífico desde temprana edad.

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  • Nada impide tanto la felicidad como el recuerdo de la felicidad.



  • Hay muy pocos monstruos que garanticen los miedos que les tenemos.



  • Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado.



  • El hombre no puede descubrir nuevos océanos al menos que tenga el coraje de perder de vista la costa



  • Solo en la aventura algunas personas consiguen conocerse a sí mismas, encontrarse a sí mismas.



  • Es mejor ser odiado por lo que eres que ser amado por lo que no eres.



  • Sé fiel a lo que existe dentro de ti.



  • Lo importante se halla en la mirada, no en la cosa mirada.



  • Ten fe en lo que existe allí adentro.



  • Cree en los que buscan la verdad. Duda de aquellos que la encuentran.



  • Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama.



  • El miedo al ridículo engendra la peor cobardía.



  • Saber cómo liberarse a uno mismo no es nada, lo difícil es saber qué hacer con la libertad de uno.



  • La satisfacción es la única señal de la sinceridad del placer.



  • El porvenir pertenece a los innovadores.



  • Solo en las aventuras algunas personas tienen éxito en la búsqueda de si mismos.



  • La edad también tiene ventajas muy saludables, se derrama mucho del alcohol que nos gustaría beber.



  • No se hace buena literatura con buenas intenciones ni con buenos sentimientos.



  • El secreto de mi felicidad está en no esforzarse por el placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo.



  • El hombre es más interesante que los hombres. Dios lo hizo, y no en su imagen. Cada uno es más precioso que todos.



  • Es más fácil llevar a los hombres al combate, provocando su pasión, que para frenar ellos y dirigirlos hacia las labores de los pacientes de la paz.



  • Para conseguir aquello que más deseas, debes arriesgar primero aquello que más amas.



  • Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez.



  • Muchas veces las palabras que tendríamos que haber dicho no se presentan ante nuestro espíritu hasta que ya es demasiado tarde.



  • Recuerdo haber dicho que se necesitaba mucho talento para hacer soportable un poco de genio.



  • Un camino recto nunca conduce a ninguna parte excepto al objetivo.



  • Mi alegria tiene algo salvaje, fiero, en ruptura con toda decencia, toda conveniencia, toda ley.



  • Al parecer, las manos viejas ensucian todo lo que acarician, pero ellas también tienen su belleza cuando se unen en oración.



  • El pecado es todo lo que oscurece el alma.



  • Mi propia posición en el cielo con relación al Sol no debe hacerme encontrar menos bella la aurora.



  • El hombre es incapaz de elegir y siempre cede a la tentación más fuerte.



  • Todas la cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha es preciso comenzar de nuevo.



  • Sabio es aquel que constantemente se maravilla de nuevo.



  • La juventud sólo se tiene una vez y durante el resto de la vida se echa de menos.



  • No hay sentimiento tan simple que no sea inmediatamente complicado y distorsionado por la introspección.



  • Amarte a ti mismo no es vanidad, es cordura.