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Frases de Aleksandr Solzhenitsyn

Frases de Aleksandr Solzhenitsyn

Fue un escritor e historiador ruso, Premio Nobel de Literatura en 1970.

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  • Si no conocemos nuestra propia historia, entonces, simplemente soportaremos los mismos errores, los mismos sacrificios, los mismos absurdos una y otra vez.



  • La línea de batalla entre el bien y el mal atraviesa el corazón de cada hombre.



  • Cualquier hombre que tiene la violencia, una vez proclamado como su método está inevitablemente forzado a tomar la mentira como su principio.



  • La violencia sólo puede ser ocultada por la mentira, y la mentira sólo puede mantenerse por la violencia.



  • Cualquier persona que tiene la violencia proclamado su método inexorablemente debe elegir la mentira como su principio.



  • La literatura se convierte en la memoria viva de una nación.



  • La literatura transmite la experiencia condensada incontrovertible... de generación en generación. De este modo, la literatura se convierte en la memoria viva de una nación.



  • El estado de guerra sólo sirve como excusa para la tiranía doméstica.



  • La próxima guerra... bien puede enterrar a la civilización occidental para siempre.



  • La justicia es conciencia, no una conciencia personal, sino la conciencia de toda la humanidad. Los que reconocen claramente la voz de su propia conciencia suelen reconocer también la voz de la justicia.



  • No es porque la verdad es muy difícil ver que nos equivocamos... cometemos errores porque el camino más fácil y más cómodo para nosotros es buscar una visión que concuerda con nuestras emociones - especialmente los egoístas.



  • Patriotismo significa amor incondicional e inquebrantable por la nación, lo que implica no un afán acrítico de servir, no apoyo a reclamos injustos, sino valoración franca de sus vicios y pecados, y penitencia por ellos.



  • En el camino desde el Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia, pero hemos perdido el concepto de una Entidad Suprema Completa que solía frenar nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad. Hemos depositado demasiadas esperanzas en las reformas políticas y sociales, sólo para descubrir que nos estaban privando de nuestra posesión más preciada: nuestra vida espiritual.



  • Este es un grave peligro: la detención de la información entre las partes del planeta. La ciencia contemporánea sabe que tal paro es el camino de la entropía, de la destrucción universal.



  • Hemos llegado a un caos intelectual.



  • Uno nunca debe dirigir a las personas hacia la felicidad, porque la felicidad es también un ídolo del mercado. Uno debe dirigir hacia ellos el afecto mutuo.



  • Al negarnos a aceptar un poder superior inmutable que nos supera, hemos colmado el vacío a golpe de imperativos personales y, súbitamente, nuestra vida se ha vuelto espeluznante.



  • Toda la historia es una pestilencia continua. No hay verdad y no hay ilusión. No hay ningún lugar al que apelar ni a dónde ir.



  • La salvación de la humanidad radica sólo en hacer que todo sea asunto de todos.