Frases de Adolfo Bioy Casares

Fue un escritor argentino que frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción.

El mismo lobo tiene momentos de debilidad, en que se pone del lado del cordero y piensa: Ojalá que huya.
El miedo lo vuelve a uno supersticioso.
La eternidad es una de las raras virtudes de la literatura.
Ya no estoy muerto, estoy enamorado.
Toda máquina está en proceso de extinción.
Escribir es agregar un cuarto a la casa de la vida.
¡La imaginación de la vejez para inventar fealdades!
En la vejez todo es triste y ridículo: hasta la muerte.
No he notado en las feministas mayor simpatía por las otras mujeres.
Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros.
Un médico es la conjunción de un guardapolvo, un estetoscopio y una jerga.
Más exclusivamente que en la vigilia, en el sueño somos nosotros. Contribuimos con todo el reparto.
La vida es una partida de ajedrez y nunca sabe uno a ciencia cierta cuándo está ganando o perdiendo.
En los momentos más terribles de la vida solemos caer en una suerte de irresponsabilidad protectora y en vez de pensar en lo que nos ocurre dirigimos la atención a trivialidades.
La vida ahora me ha enseñado que el amor por las cosas, como todo amor no correspondido, tiene su precio a largo plazo.
El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez.
El lujo es vulgaridad.
Yo quería arremeter contra la vanidad, porque había descubierto que es incompatible con la dicha.
Hay tanta gente que escribe para lucirse. Yo empecé así y fracasé hasta el día en que olvidé esas pretensiones.