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Érase una vez un señor que decidió, con sólo la mitad exacta conservada de sus facultades mentales, dos cosas importantísimas a la vez: dejar de fumar y quitarse la vida.
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El boxeo es el último desafío. No hay nada que se pueda comparar para probarte a ti mismo que la forma que lo haces cada vez que subes al ring.
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La pelea se gana o pierde muy lejos de los testigos, tras las líneas, en el gimnasio y en la carretera, antes de que baile bajo esas luces.
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Odié cada minuto de entrenamiento, pero dije, «no te rindas, sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón».
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Soy tan rápido que anoche apagué la luz en la habitación de mi hotel y estaba en la cama antes de que la habitación estuviera a oscuras.
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Flotar como una mariposa, picar como una abeja. Tus manos no le pueden pegar a lo que tus ojos no ven.