Como un toro que tiene los ojos enardecidos, así me siento, y no exagero cuando digo que solo Dios podría calmar este tipo de enojo.
Como un toro que tiene los ojos enardecidos, así me siento, y no exagero cuando digo que solo Dios podría calmar este tipo de enojo.
Interpretacion
Expresa una ira intensa y descontrolada comparada con la violencia de un toro. Reconoce la dimensión extrema del enojo al afirmar que solo una intervención divina podría apaciguarlo. Refleja impotencia y búsqueda de una calma absoluta. Puede entenderse como una metáfora de sufrimiento emocional profundo.
Temas
enojo ira furia control emocional angustia fe dios calma
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